Muchas mujeres temen independizarse. El miedo, en cualquiera de sus formas, no es otra cosa que un mecanismo de defensa para protegernos de un peligro que puede ser verdadero o estar en nuestra mente. Los miedos que experimentamos aparecen en la niñez y se fortalecen con los años. Entre las mujeres, los más comunes son: a la muerte, a la enfermedad, a la soledad, al engaño, al rechazo, a la obesidad y a la vejez.
Algunas mujeres incluso tiene miedo de triunfar en la vida, de salir al mundo y que les vaya bien. Entonces expresan: “Ya formé mi familia y tengo mi casa, o ya terminé mi carrera y tengo mi profesión, ¿qué más puedo pedir?”. Pero en el fondo viven una revolución porque les encantaría hacer algo que no se atreven y ser libres.
Ahora, para ser completamente libres, tenemos que volvernos independientes a nivel emocional. Lo cierto es que la sola idea de tomar sus propias decisiones y accionar sobre ellas les causa pánico a muchas mujeres porque toda la vida han dependido de alguien, llámese padres, hermanos, amigos o pareja. Entonces buscan una guía permanente y no se atreven a soltarla.
Esta es la raíz de la “codependencia” que lleva a miles de mujeres a soportar malos tratos e incluso a estar al lado de alguien que no aman ni las ama, para sentirse protegidas y seguras, para no ser abandonadas y tener que responsabilizarse de sus vidas. Son capaces de soportarlo todo y dicen siempre que sí, sin ser conscientes de que de ese modo están hipotecando su vida.
Solo cuando las mujeres entendemos que “podemos solas” (aunque escojamos tener a alguien al lado), porque poseemos capacidades innatas para afrontar cualquier situación por dura que sea, es que comenzamos a creer en nosotras mismas, a crecer y a avanzar. Y ya nada ni nadie nos puede detener.
Querida mujer, no te conformes con lo que te lastima, por temor a estar sin compañía. Atrevete a ir hacia lo nuevo, a correr riesgos, a salir de la zona de comodidad y a ser verdaderamente libre. ¡Tomá las riendas de tu vida!