El paro de transporte que ya lleva tres dias es una muestra de la crisis de fondo del sistema de transporte. Los choferes reclaman el pago, de un adicional salarial de 10.000 pesos firmado en el convenio de la FATAP, que agrupa a las cámaras de transporte urbano del interior. El Gobierno y las empresas firmaron el pago pero ahora sostienen que no tienen fondos para pagar.
Los empresarios comenzaron a cerrar lineas, dejando desconectados barrios enteros. Esto no solamente ocurrió en Barranqueras con el cierre del 122, que dejó de operar la empresa ERSA, sino también pasó en Villa Angela, donde tampoco opera mas la linea de colectivo. Esto se agrava por el cierre del tren metropolitano. El cierre de lineas y del tren dejan incomunicados barrios enteros, mientras a otros el colectivo jamás llegó. Apoyados en el golpe que representan los tres das (y contando) de paro de transporte, los empresarios reclaman un boleto a 36 pesos, un verdadero golpe contra los vecinos que toman el colectivo día a día.
El reclamo de los choferes es totalmente justo. Los choferes del Gran Resistencia y otras provincias fueron siempre discriminados en su salario, cobrando menos que los de la Capital y el conurbano bonaerense, por ejemplo. El reclamo salarial llevó hace dos meses a un paro de colectivos en todo el interior del país, y antes, al paro y bloqueo en ERSA corrientes, que fue reprimido con la policía por el Gobierno Provincial. La justeza del reclamo de los choferes no se tiene que confundir apoyar la política de la UTA. La burocracia de la UTA no cuestiona las ganancias de las empresas, da por sentado que la exigencia es al Gobierno. Con respaldo de la UTA, ERSA impone a sus trabajadores una disciplina que lleva a sanciones arbitrarias, despidos, condiciones de trabajo durísimas, una seguridad laboral totalmente deficiente, y unidades sin mantenimiento.
Los costos del sistema de transporte están desquiciados por la crisis nacional. La fábrica de chasis nacional de colectivos (metalpar) cerró de la mano de la crisis industrial. El gasoil aumenta y los costos de las importaciones no tienen techo de la mano de un dólar a la desbandada. Por eso, la crisis del transporte requiere medidas de alcance nacional. Es necesario terminar con la dolarización de los precios del combustible, una política que defienden con uñas y dientes no sólo Macri sino también los Fernandez. Y poner en marcha un plan de industrialización nacional para la producción de insumos del sistema de transporte, que hoy se importan a un enorme costo para el país.
Ademas es necesario que se sepa exactamente cuanto ganan las empresas, cuales son los costos e ingresos reales. Los estudios de costo se realizan en base a números fraguados, mientras la contabilidad real se esconde bajo siete llaves. ERSA, con base en Corrientes y Resistencia, financió una expansión nacional. Los usuarios y el Estado ponen plata a ciegas sin que se sepa su destino real. La apertura de cuentas y el control obrero del sistema de transporte es el primer paso para que deje de ser una fuente de ganancias privadas y pase a estar bajo control del pueblo de la provincia.
Llamamos a los usuarios y trabajadores a movilizarse. Abajo el tarifazo. Por el aumento a los choferes. Por la vuelta del tren y el 122. Abajo los cierres de lineas y las reducciones de frecuencias. Por la apertura de cuentas y el control obrero del sistema de transporte.