Los analistas siempre recuerdan que Perón llegó al poder con todos los medios de comunicación en contra y fue derrocado con todos los medios de comunicación a favor…
Sin embargo, el interés de Perón por los medios y la prensa ya había quedado claro durante su paso por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social durante los dos años del gobierno de Farrell (1944-1946): impulsó la creación del Estatuto Profesional del Periodista, la creación de Telenoticias Americanas (hoy conocida simplemente como la agencia de noticias estatal TELAM), con el objetivo de contrarrestar los ataques de las agencias de noticias internacionales de EEUU como United Press (UPI), que terminó colapsando en 1993, y Associative Express (AP), que en un momento funcionó como cooperativa de medios y terminó cobrando por su servicio a principios de este siglo.
Y se creó el Manual de Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión (una suerte de Ley de Medios)
Clase de Roberto Baschetti dada en la Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social en el segundo semestre del año 2000; en el marco de lamateria que brinda, titulada “Una interrelación entre Periodismo e Historia PolíticaArgentina”. Habla Perón ante la Magna asamblea de clausura del primer congreso nacional de periodistas. Septiembre de 1951 Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UBA
“La prensa, como los hombres como las instituciones, como los gobiernos y aun como los pueblos, orienta su conducta según sus ideales o según sus intereses. Yo estoy persuadido de que si los periodistas hubieran de manejar el periodismo, y no los directores de las empresas que lo financian o los gobiernos que lo manejan, el periodismo en el mundo andaría mucho mejor y la verdad sería una verdad bien distinta de la que nos conjugan hoy en todos los lugares de la tierra.
Estudio realizado por Mirta Varela: Peronismo y medios: control político, industria nacional y gusto popular
El primer gobierno de Perón es visto como un momento clave en la expansión de la industria cultural, con inclusión cultural de los sectores populares.
Sin embargo, durante la campaña electoral previa a la primera presidencia de Perón, los denominados diarios nacionales prácticamente no otorgaron espacio a las actividades del frente peronista, mientras dedicaban su atención a la información política que provenía de la Unión Democrática. Actos peronistas masivos apenas eran mencionados y cuando se destacaba alguna información sobre el peronismo, sólo era para señalar un escándalo, una deserción o un sisma en sus filas. El nombre de Perón era burdamente evitado: los diarios usaban eufemismos tales como “militar retirado que actúa en política” “el candidato de algunas fuerzas recientemente creadas”. Estos eufemismos se podían leer en los principales medios opositores a Perón: La Prensa, La Nación y El Mundo.
Su apoyo a la Unión Democrática –alianza electoral formada por la Unión Cívica Radial y los partidos Socialista, Comunista y Demócrata- se sostenía en base al slogan “por la libertad y contra el fascismo”. Sólo algunos medios de poca tirada, como La Época, Tribuna y El Laborista apoyaron la candidatura de Perón.
En tanto las radios, que decían otorgar los mismos minutos de aire a los principales contendores, reproducían por lo general el discurso de los grandes diarios nacionales. En este momento, no existía aún la TV en Argentina, que recién apareció justamente con Perón que creó Canal 7, que en sus principios se llamó LR3 Radio Belgrano TV Canal 7, posteriormente conocido como ATC (Argentina Televisora Color) para finalmente pasar a ser simplemente la Televisión Pública
La Televisión peronista
El Día de la Lealtad de 1951 fue también el día de la inauguración de la televisión argentina Radio Belgrano TV Canal 7, canal estatal como hasta la actualidad. La pantalla chica sirvió como ejemplo adicional del progreso y modernización de la nueva Argentina.
Uno de los padres de la criatura es Jaime Yankelevich, si el apellido a algunos les resulta familiar es porque la familia Yankelevich, ya en los 90, llevó al Canal 11 estatal a convertirse en TELEFE, tras las privatizaciones permitidas por Carlos Menem como presidente.
De origen humilde, Jaime comenzó arreglando radios, para después convertirse en un poderoso empresario de medios: dueño de Radio Belgrano (que contaba en 1937 con una actriz de radioteatros llamada Eva Duarte con el grupo Remembranzas), creador de la primera Cadena Argentina de Broadcasting y director de la radio Estado Nacional durante el primer peronismo e incluso creó la revista Antena, para competir a Radiolandia (revistas sobre espectáculo y chimentos como se conoce en nuestros días).
Jaime tuvo que superar duras críticas como la de Natalio Botana, dueño del mítico diario Crítica, aún antes del peronismo. Ya con Perón en el poder, fue pionero en la transmisión de partidos de fútbol por radio y también por TV.
Cuenta Raanan Reín, profesor, doctor en Historia y vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, en su libro Los muchachos peronistas judíos (Los argentinos judíos y el apoyo al Justicialismo), que luego del terremoto que destruyó San Juan, todos los medios propiedad de Yankelevich apoyaron la cruzada solidaria lanzada por Perón. Volviendo al relato de la creación de la televisión en Argentina. Hubo un primer intento que data de 1945, cuando el empresario del calzado Martin Tow hizo algunas transmisiones experimentales, pero el proyecto quedó trunco.
A pesar de este fracaso, Yankelevich aseguraba poder crear una cadena integrada por 30 emisoras. Así, el 17 de octubre de 1951 se hacía la primera transmisión televisiva, que fue justamente el acto por el Día de la Lealtad. Para noviembre de 1951 ya se transmitió en vivo el primer partido de fútbol (y gratis sin tener que pagar pack alguno). Fue un empate 1 a 1 entre San Lorenzo y River, en el viejo Gasómetro, con el auspicio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (hoy YPF). Ese primer año había 2.500 aparatos de televisión, dos años después el número había crecido hasta alcanzar los 33 mil, y llegaría a 75 mil en 1957, según los números de Sergio Arribá, “El peronismo y la política de radiodifusión”.
Al principio, los televisores estaban en bares y comercios selectos, ante cuyas pantallas se agolpaba el público. En 1954, se abre la primera fábrica de televisores de Argentina, la Copehart Argentina, cuenta Martín García en “El peronismo y su relación con los medios de comunicación”. Sin embargo, a poco de haber realizado la primera transmisión de TV muere Jaime, a los 58 años. Su legado fue tan importante, que hasta el New York Times dio cuenta de su partida.
En vísperas del Día de la Lealtad, no debemos olvidarnos que la primera transmisión de la televisión argentina se inició con el último acto de Evita junto a Juan Domingo Perón, exactamente a las 14.20, cuando realizaba su renunciamiento histórico, fundamental en la historia y liturgia peronista.
El gobierno peronista, a partir de 1946, continuó y profundizó esta preocupación en torno a los medios de comunicación y le otorgó jerarquía muy importante en sus gobiernos.
Perón consideraba a los medios de comunicación como importantes herramientas de transformación de la sociedad, los cuales permitían una relación sistemática entre el Estado y el pueblo, escriben en Radio y peronismo: la construcción de una narración nacional, escrito por Lindemboin y Federico Mario.
Básicamente, Radio Nacional se monta sobre Radio Belgrano, a la que adquirió por tener una red de radios. Entre otras cosas, Perón alentaba a que esa construcción de una narración nacional llega a todos los rincones, sobre todo a las zonas de fronteras, para reafirmar el ser nacional.
Con los diarios
La Prensa es un diario de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, fundado en 1869 por José C. Paz -un rico estanciero y político argentino uno de los representantes de la Generación del Ochenta- y que fue considerado uno de los diez periódicos más importantes del mundo.
Su histórica línea editorial representó la voz de la familia Gainza Paz y las ideas del liberalismo y del conservadurismo y fue el más importante medio de prensa del país durante la primera mitad del siglo XX. A partir de la Ley Sáenz Peña adoptó una postura de confrontación con los gobiernos electos de amplia base popular como el radicalismo y el peronismo, y de apoyo a los golpes de Estado y sus dictaduras resultantes.
Lo hizo hasta que durante la primera presidencia de Perón, más precisamente, en 1951, fue expropiado. Su explotación quedó a manos de la Confederación General del Trabajo (CGT).
Ante este hecho, los principales diarios nacionales adoptaron una actitud hipócrita. Por un lado, condenaron “la actitud fascista y antidemocrática” de Perón. Pero, por el otro, rapiñaron por pedazos del fenomenal negocio de La Prensa, que en ese entonces era el diario de mayor circulación nacional. Se dividieron la publicidad, los clasificados, los edictos y los fúnebres.
Quiénes fueron estos medios: el diario La Nación, el conservador diario de los Mitre vio una oportunidad de negocio que aprovechó. El otro, un nuevo diario que luchaba por dejar de ser un pasquín y olvidar el pasado de ultra derecha de su creador: hablamos de Clarín y Roberto Noble, que tras esta maniobra creció exponencialmente en ventas y recaudación de dinero.
Pero, detrás de esta expropiación hay una historia en primera persona, que me gustaría compartir con Uds. Se trata del periodista César Tiempo, nacido en Ucrania a principios del Siglo XX, su verdadero nombre fue Israel Zeitlin. Adoptó el pseudónimo de a partir de su apellido, ya que zeit significa tiempo en alemán y en idish (dialecto de la comunidad judía). En tanto, lin es el verbo cesar (finalizar, concluir).
Entre sus múltiples ocupaciones, César Tiempo fue convocado a dirigir el suplemento cultural del expropiado diario La Prensa y así cuenta su experiencia, compilada en el libro LOS MUCHACHOS PERONISTAS JUDÍOS, Los argentinos judíos y el apoyo al Justicialismo, escrito por Raanan Rein, vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, profesor y doctor en Historia:
“Volví a Buenos Aires en 1951 e hice periodismo en varios diarios, hasta que en 1952 empecé a dirigir el suplemento cultural de La Prensa que había sido absorbido por la CGT. Estuve allí hasta 1955 (cuando fue despedido por la Revolución Libertadora). Me aguanté el resentimiento y el odio de todas las fuerzas liberales, pero me di el gusto de hacer un buen suplemento. No me obligaron a afiliarme, llevé con dignidad a un comunista. Publiqué a Quasimodo, a Neruda, a Gabriela Mistral, a Amaro Villanueva, que era candidato a gobernador de Entre Ríos por el Partido Comunista. Un día me llamó Osinde, que era jefe de Coordinación Federal, para decirme que yo había convertido a La Prensa en un órgano comunista. Le contesté que era lo conversado con el general Perón, que él quería una apertura hacia todas las corrientes ideológicas y qué sé yo. Era mentira, claro. En 1953 Perón viajó a Chile y yo viajé con él por La Prensa. Fui a verlo a Neruda, que estaba internado en un hospital, y éste me pidió que le consiguiera una entrevista con Perón. Se encontraron y a raíz de eso Neruda me dio los poemas de las “Odas elementales” para publicar. Los poemas levantaron una polvareda bárbara. Me acuerdo que una vez me hicieron parar las máquinas (la imprenta) a las tres de la mañana por un poema de Neruda. Vino el presidente del directorio en persona. Yo le dije que era orden del General y santo remedio. En aquel tiempo, en el peronismo estaba en onda un término para rechazar a la gente que no interesaba: “No corre”, atribuida caprichosamente al General. A mí me parecía que era puro grupo, así que comencé a usar lo contrario: “Corre por orden del General”, y todo iba bien. A nadie se le ocurría preguntárselo. En esa época llegó mucha gente, obreros, sindicalistas, que traían poemas apologéticos a Perón para que se publicaran, pero nunca los dejé correr”.
Chaco: El Diario El Territorio
Algunos investigadores ligaron esta expropiación a la venta“obligada o bajo coacción” del diario El Territorio, en manos de Ernesto Zamudio, un conocido militante radical. El mismo Zamudio desmintió esta fake en tiempos analógicos y contó que vendió el diario porque tenía problemas económicos. Así, El Territorio quedó en manos de la CGT hasta que en 1955 le fue quitada por la Revolución Libertadora que derrocó a Perón y a Felipe Gallardo, el primer gobernador de la flamante provincia General Perón (como fue nombrada originalmente el Chaco).
Vale la pena un capítulo especial para don Zamudio: cuando derrocaron a Hipólito Yrigoyen, desde la tapa de El Territorio llamó a la población a levantarse contra el golpe de Estado. Tuvo que huir y en ese momento sí que perdió el diario. Su hijo Carlos Zamudio, militante peronista, es uno de los 30 mil compañeros desaparecidos durante la dictadura. Su nieta, Dafne, es una de las fundadoras de HIJOS Chaco, una de las militantes que logró convertir un centro clandestino de detención en la Casa por la Memoria y es miembro del Comité de Prevención de la Tortura
Un espía peronista suelto en México
Para finalizar, voy a contar una historia de un peronista de la primera camionada: Ramón Landajo, que murió en 2012 a los 85 años. Landajo conoció a Perón siendo un adolescente. Cuenta que el General le dijo que estaba más para tomar un wisky que para usar pantalones cortos y así comenzó a seguir al General.
Fue su secretario y también fue su espía, aunque en una de sus últimas notas periodísticas, el portal Infobae lo trata de “alcahuete de Perón”. Landajo siguió a Perón por distintos lugares de su exilio. Pero esta historia está centrada en 1954, un año antes de su derrocamiento, y está contada en el libro “Las aventuras de Perón en la Tierra”, escrito por Jorge Fernández, periodista y escritor, y Luciano di Vito, periodista. Ambos formaron parte del equipo de Felipe Pigna para el programa lo Pasado Pensado que se transmitió por la TV Pública y creadores del ciclo de documentales Vida y Vuelta.
Así cuenta la historia Ramón Landajo: “Yo estaba en México enviado por Perón. Había una situación complicada y me impuso que me metiera en la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa). Perón había hecho un arreglo con Miguel Alemán, que era dueño del diario Novedades, XH TV, Canal 4 y otros medios. Era el hombre fuerte de México. Perón me mandó a mí –dice Landajo- porque mi madrea era mexicana. En el diario Novedades había un coronel de los servicios de inteligencia de Estados Unidos como gerente de concesionaria de publicidad, que era la que vendía todos los espacios para la radio, la televisión y el diario. Era un lugar clave. Entonces, yo llego y me dan un trabajo raso en esa agencia de publicidad. Tenía que vender espacios en el diario. Era más difícil que vender largavistas a los ciegos. Yo, sin conocer el medio… En fin, me instalé en el diario y trataba con quienes prestaban servicio para la dirección del diario, que eran de United Press. Mi trabajo era marcar gente de la Embajada Argentina que trabajaba para la contra desde allí. Me hacía el antiperonista, estaba obligado a escuchar cosas horribles sobre el General Perón.
Un día me llamo Olmos, el embajador argentino en México y me presenta al doctor Ernesto Guevara, que estaba allá para hacer prácticas en el hospital. Venía de Guatemala, y el General Perón pidió que le diéramos una mano. En Guatemala se había producido la caída de Jacobo Arbenz y el doctor Guevara de la Serna tuvo que escapar de allá como muchos otros. Perón había dado la orden de que ayudáramos a esos compatriotas en desgracia. Guevara era fotógrafo. Yo le digo que sí al embajador, que iba a hablar con el director del diario que se llamaba Quijano. Me presentan a Guevara, nos saludamos y ¿qué me dice el doctor? ‘Acá estoy. En la Argentina no puedo estar porque está ese hijo de puta de Perón. Ahí está esa yegua…’ Cuando dijo yegua yo comencé a contar hasta diez. ‘Pero te están dando una mano’, le digo. ‘¿Qué mano? Me la da Olmos…’ y me dice el doctor Guevara: ‘Yo también trabajo para la embajada soviética…’. Listo, está bien, le pregunté dónde vive. ‘En una pensión me contestó’. Le pregunto si tenía contactos y me dice que un tal Leguizamón Martínez le quiere dar una mano. Por esos días llegaban a México todos los que estaban preparando lo de Cuba (por la revolución que derrocó al dictador Fulgencio Batista). Yo iba a las reuniones con Guevara, éramos todos antiperonistas. Yo vivía en la calle Juan de la Barrera, en el segundo piso, y en el tercero vivía la hija de ese pintor mexicano famoso: Diego Rivera. Y él, Guevara, afilaba con la hija de Rivera. Así que el Che Guevara trabajó de fotógrafo para Prensa Latina. La agencia que el peronismo había inventado, y a pedido del General Perón, nada menos”.
El nombre de la agencia sería retomado poco tiempo después por otros argentinos. Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo usaron el nombre Prensa Latina cuando armaron la agencia de noticias oficial de la revolución cubana.
Lo que queda claro en estas historias, es que Perón y Evita consideraron clave a los medios de comunicación para transmitir sus mensajes, a la vez significaron un gran impulso para el sistema cultural argentino, ya que así como sucedió en materia social y económica, las y los descamisados pudieron acceder a los medios masivos.