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Por Livio Gutierrez
Lunes, 11 de mayo de 2020
En Salud el tiempo que tenemos es Hoy
Con la declaración de pandemia por parte de la OMS comenzaron las medidas del gobierno nacional y el inicio de la cuarentena y a partir de allí se comenzó la regulación de distintos aspectos, como la de facultar al Ministerio de Salud y de Desarrollo Productivo la fijación de precios máximos para el alcohol en gel y barbijos, fuimos a buscar insumos a China y también se estableció que las Obras Sociales y las Entidades de Medicina Prepaga debían adoptar medidas para asegurar la provisión de medicamentos para las enfermedades crónicas a sus beneficiarios, entre muchas otras que me llevarían todo este espacio solo enunciarlas.





No es el objeto de esta nota evaluar las medidas adoptadas, pero ante un nuevo anuncio de extensión de la cuarentena, propongo evaluar como estamos actuando en otros aspectos que no tienen tanta repercusión pública para enfrentar al COVID 19, pero que están vinculados al factor tiempo y nuestras acciones.



Desde el rol que me toca y ante el inminente funcionamiento del Congreso de la Nación y nuestra legislatura provincial, creo que tenemos que estar preparados para dar respuestas legislativas, administrativas o burocráticas para la incorporación inmediata de tratamientos, tecnologías y medicamentos que puedan surgir en el mundo o en el país, producto de investigaciones científicas; principalmente porque como Estado somos responsables tanto de nuestras acciones como de nuestras omisiones y máxime si estamos frente a derechos como el derecho a la salud o a la vida, cuya inclusión en la Constitución Nacional ven reforzada su protección.



A fines del mes de marzo mientras estábamos acomodándonos a la cuarentena, rápidamente el presidente de Costa Rica, envió una carta al director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la cual proponen facilitar el acceso y uso de la propiedad intelectual de tecnologías para detectar, prevenir, controlar y tratar la pandemia del coronavirus COVID-19, recordando la reacción que tuvieron los países africanos ante la imposibilidad de acceder a medicamentos para combatir la epidemia del HIV y que provocaron hace 20 años la Declaración de Doha en Salud Pública.



También la Unión Europea envió un proyecto de resolución a la Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la OMS, para poner en marcha el banco voluntario como parte de un plan para garantizar el acceso equitativo a pruebas, tratamientos, vacunas y otros productos médicos relacionados al tratamiento de COVID-19 y podemos ver como dirigentesvinculados a la salud han decidido poner en marcha un proyecto de colaboración sin precedentes, de carácter mundial y por un periodo de tiempo limitado, cuyo objetivo es acelerar el desarrollo y la producción de nuevas tecnologías sanitarias para hacer frente al COVID-19.



La ola mundial se dirige a que se liberen datos de pruebas de diagnóstico, medicinas, vacunas, ventiladores, máscaras N95 y otros equipos que puedan compartirse con todos los países para frenar la crisis sanitaria global, pero hasta que esto suceda deberíamos analizar el status legal de cada una de estas tecnologías y aquí podemos tomar como ejemplo naciones que han generado observatorios de tecnología y medicamentos para el COVID 19.



Pero también es muy probable que nos encontremos con innovaciones o tratamientos que no sean patentables o que estén protegidos por secreto industrial, en este caso si se libera el secreto que rol adoptaremos. Veamos el caso de farmacéutica Roche con sus pruebas de detección o el caso del laboratorio alemán CureVac que es uno de los laboratorios que trabaja en una vacuna contra el COVID-19 con subvenciones del gobierno alemán y que tuvo que salir a desmentir que haya recibido oferta de Donald Trump para que reserve a su país una eventual vacuna contra el coronavirus, podrá ser cierto o no pero en esta especie de pelea entre ricos, se imaginarán donde estamos parados.



Hablando de Alemania, también extendió el plazo que tiene el Gobierno para suspender los derechos de patentes y por su parte Israel aprobó una licencia obligatoria para el antiviral Kaletra, que llevó al fabricante AbbVie a renunciar a los derechos de la patente y a eliminar las restricciones a los suministros genéricos a nivel mundial y en forma paralela países como Ecuador, Chile y Canadá ya evalúan licencias obligatorias para romper patentes de empresas que abusen de la crisis.



Esto nos remite al ADPIC (Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual) que crea lineamientos para el uso de licencias obligatorias, en el caso de que un país esté interesado en emitirla, pero no es todo tan automático sino que debe decidirlo caso por caso y seguir una serie de requisitos establecidos en su artículo 31 y que fueron receptados por nuestra ley de patente nacional, como es el de adelantar las negociaciones con el titular de la patente antes de emitir una licencia obligatoria, por lo cual además de enviar un vuelo a China a buscar insumos deberíamos estar negociando con los titulares de patentes para cumplir este requisito.



Sin embargo, podríamos eximirnos de esta obligación si decretamos la emergencia nacional y que se utilizará para uso público no comercial, debiendo en consecuencia efectuar una declaración nacional o ley que establezca como lo han hecho ya otros países el “interés en salud pública los medicamentos, dispositivos médicos, vacunas y otras tecnologías en salud que sean utilizadas para el diagnóstico, prevención y tratamiento del COVID19”.



Pero tampoco el problema se soluciona en una declaración, decreto o ley , porque el uso de licencias obligatorias se limita al territorio del país donde se expedirán lo que significa que, para emitir una licencia obligatoria, un país debe tener la capacidad técnica para producir en masa la invención. ¿La tendremos? Si no es así no podemos usar una licencia obligatoria lo que nos traslada al párrafo 6 de la Declaración de Doha sobre los ADPIC y la Salud Pública que permite emitir una licencia obligatoria para importar productos farmacéuticos de un país diferente que tenga capacidad. Puntualmente y para ejemplificar este caso de Covid 19, Israel acaba de emitir una licencia obligatoria para importar desde la India el medicamento Kaletra con el fin de emplearlo en el tratamiento del coronavirus debido a que el titular de la patente no puede suplir la demanda local.



Además, tratándose de medicamentos, la ausencia de autorización sanitaria equivale a la imposibilidad de concurrir al mercado, lo que terminaría convirtiendo al acto administrativo que concede la licencia obligatoria en una decisión sin contenido ni eficacia. Tampoco debemos perder de vista que quizás todo esto no sea necesario, pues los métodos de diagnóstico o tratamiento no están protegidos por patentes (Art. 6 inc. e) ley de patentes nacional) o incluso puede darse el caso que las patentes que se obtengan queden liberadas ya que muchas investigaciones se están haciendo con recursos públicos es decir, se realizan con plata de los impuestos de la gente en el mundo.



Sin dudas que Argentina tiene que tomar una posición en estos escenarios y en el caso que se consiga la vacuna o el medicamento para el COVID 19 veremos donde estamos parados en el mundo, porque es muy probable que el laboratorio o centro de investigación que lo consiga no cuente con capacidad para fabricar, producir y distribuir a tiempo en escala mundial y jugarán fuertemente las alianzas estratégicas internacionales que hayamos construido en los últimos años que no debemos perder y si potenciar , también nos ha demostrado que aunque exista en el mundo herramientas eficaces para combatir problemas de los paises en desarrollo, a menudo solo algunos países acceden a ellas y esta inequidad para enfrentar al COVID 19 es inaceptable y nadie debe quedar atrás.



Como podrán ver, no todo se reduce a que una empresa o laboratorio ceda voluntariamente una patente o tecnología o que un Estado decida utilizarla obligatoriamente, son muchos los escenarios para abordar en esta pandemia y sobre los que tenemos que ir trabajando fuertemente ya, me resigno a quedarme solamente discutiendo precio de productos internos o que nos enredemos en discusiones eternas que no suman, debemos ser prácticos, es hora de que empecemos a prepararnos para lo que está surgiendo en el mundo porque el tiempo apremia.





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