Debaten en las universidades un nuevo abordaje disciplinar del tema
La pandemia visibilizó las condiciones de vulnerabilidad habitacional en gran parte de América Latina, y al respecto durante el “XXVI Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda” referentes de la UNNE destacaron que el hábitat social requiere de un nuevo abordaje disciplinar en las universidades y desde las ciencias, con una mirada interdisciplinar e intersectorial.
La Rectora, profesora María Delfina Veiravé, recordó que la UNNE fue pionera en el abordaje del hábitat y la vivienda en el ámbito universitario, no obstante indicó que se requiere una mayor inclusión formal de la temática en los planes de estudio, en la formación profesional y en las acciones institucionales.
La Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda (ULACAV) es un espacio integrado por académicos latinoamericanos que abordan en forma permanente la producción social del hábitat de manera interdisciplinaria.
Para el XXVI Encuentro de la Red ULACAV se había elegido como sede presencial a la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Noreste, pero debido a la emergencia sanitaria por el Covid-19 se decidió modificar el formato del encuentro y realizarlo a través del formato virtual.
Así, en el marco del XXVI Encuentro de la Red ULACAV se realizó la Mesa Redonda “El Hábitat Social en la agenda de las políticas universitarias” enfocada en pensar estrategias para que la cuestión del hábitat popular tome mayor dimensión en las instituciones de Educación Superior.
Como integrante del panel expuso la Profesora María Delfina Veiravé, Rectora de la UNNE y presidenta del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), y también participaron el Dr. Arq. Miguel Ángel Barreto, como Decano Anfitrión (FAU-UNNE), y como invitados la profesora Marta Giró, docente responsable de la Cátedra de Gestión y Desarrollo de la Vivienda Popular (FAU-UNNE), el arquitecto Víctor Pelli, docente de la FAU-UNNE y reconocido referente en la gestión de la temática de la vivienda social en el país.
Además participaron como panelistas el Dr. Arq. Fernando Tauber, Presidente de la UNLP y representante de la OUI Cono Sur y la Prof. Arq. Ángela María Gordillo Souza, Representante de la Asociación Nacional de Investigación y Pos graduación en Arquitectura y Urbanismo (ANPARQ) del Brasil.
COMPROMISO DE LAS UNIVERSIDADES
La Profesora Veiravé reconoció que representa un desafío actual identificar cómo acercar la universidad a los gravísimos problemas de la injusticia social, generando conocimiento y formando profesionales aptos para enfrentarlos.
“Sin dudas la respuesta requiere abordar muchas dimensiones, pero creo adecuado pensarlo desde el currículum y la formación” manifestó en relación a que la formación universitaria no puede estar ajena y tiene que hacerse cargo de su aporte para cambiar la situación de las problemáticas habitacionales.
Consideró que lo primero que hay que preguntarse es cómo se construyen los planes de estudio y señaló que cuando se diseña una carrera se toma en cuenta qué perfiles se priorizan a la hora de definir nuestras carreras, para qué contextos sociales, culturales, políticos se piensa el ejercicio de la profesión. “Ahí hay una primera herramienta para pensar qué lugar ocupa la vivienda social en la formación de los arquitectos, pues si bien el problema de la vivienda social no sea exclusivo de la arquitectura, allí está localizada principalmente la responsabilidad” estimó.
Señaló que en las últimas décadas las instituciones y el sistema universitario han incorporado procesos de acreditación de carreras que van dando un encuadre consensuado acerca de lo que las instituciones deben garantizar como contenidos mínimos, objetivo de la formación y como desarrollo de las prácticas, entre otros componentes. “Aquí hay otro aspecto respecto a qué lugar han ocupado estos temas de la vivienda social en las definiciones curriculares y en la prioridades que los equipos que elaboran los estándares de acreditación”.
Sostuvo que se requiere pensar “quienes tienen la responsabilidad de cambiar las cosas” y que actores intervienen en estas decisiones, y consideró que la tradición universitaria marca que es fundamentalmente la academia, las autoridades del conocimiento legitimado, los expertos, los que definen el currículum, los planes de estudio, y los proyectos de formación.
“Acá está parte del problema, cuando hablamos de formar para el estudio y la formación sobre la vivienda para diversos sectores sociales no es posible hacerlo sin una perspectiva de capacitación y compromiso humano, con y para quienes se diseñan las soluciones".
Agregó que una limitación que tienen las universidades a la hora de diseñar los trayectos de formación es la posibilidad de escuchar, dialogar con sectores externos a las instituciones para conocer las necesidades y demandas de formación. “Es una limitación que a veces nos ponemos dentro del mundo de la academia y esto nos plantea una dificultad de una mirada anticipatoria de los problemas".
Planteó en esa línea algunos problemas que siguen siendo deficiencia en las visiones sobre la organización de los procesos formativos, como la débil formación interdisciplinaria, pues los planes y programas aún no incorporaron la mirada de la interdisciplina, y la mayoría de las experiencias son la sumatoria de disciplinas pero sin una real interacción e integración entre sí.
Otro punto es la poca consideración del aprendizaje en servicio, poder incorporar más experiencia de servicio comunitario integrado al conocimiento universitario que permita desarrollar competencia y habilidades fundamentales para solución de problemas y crear mayor conciencia en los temas de la justicia social. “Todavía pensamos poco en la sociedad como espacio de formación integrado al mundo universitario”.
También mencionó como cuenta pendiente que las universidades puedan pensar en estudiantes como protagonistas como personas que pueden tomar decisiones sobre su formación, algo que los actuales currículos consideran muy poco.
“El cambio implica un trabajo pedagógico que promueva ambientes académicos enriquecidos con experiencias de aprendizaje que sean valiosas y al mismo tiempo diversas. En el presente y a futuro la formación debe apuntar a articular más lo que conocemos como la educación formal con la educación no formal, promover mayor autoaprendizaje, promover experiencias de formación dentro y fuera de la universidad” resumió.
Destacó la experiencia de la Cátedra de Gestión y Desarrollo de la Vivienda Popular de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNNE, que fue la primera cátedra creada en el abordaje del hábitat y la vivienda en el país en el ámbito de las universidades nacionales.
“El trabajo de la Cátedra, de su creador Víctor Pelli y de quienes integraron su espacio de la vivienda popular durante 50 años es un buen ejemplo de cómo se construye institucionalmente para que estos temas se incorporen en la Universidad”.
Para finalizar indicó que “los cambios no solo deben actuar sobre lo curricular sino también sobre las modalidades de gestión y desarrollo de la Universidad, que tiene relación a cómo agilizar y mejorar las herramienta de gestión para establecer vínculos con los sistemas productivos, la sociedad y el Estado para tener participación con profundidad y continuidad en la elaboración de proyectos para producir mayor justicia social” concluyó.
POTENCIAR APORTES
Por su parte, el Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Dr. Miguel Barreto, señaló que es realmente un desafío actual hablar del hábitat social y la formación profesional para atender la problemática del hábitat social, y si bien es una temática que hace muchos años se debate, es muy pertinente poder abordarlo de una manera estructural en las universidades latinoamericanas.
Expuso que en América Latina el problema del hábitat y la vivienda tiene una magnitud muy considerable, pues casi un 1/3 de la población vive en condiciones de vulnerabilidad, mientras que en Argentina el problema no es menor, y cerca del 20% de la población vive en barrios populares.
“Las actuales circunstancias de la pandemia han hecho más evidente las malas condiciones de habitabilidad que tienen los sectores populares” agregó.
Repasó que la Arquitectura es una disciplina que tiene como objeto resolver la problemática del hábitat humano, y es una disciplina que tempranamente se involucró con el tema, pues ya desde mediados del Siglo XX cuando se aceleraron los procesos migratorios en América Latina empezaron a imaginarse las primeras soluciones.
Sin embargo, el paradigma dominante en la formación en Arquitectura siempre ha sido o se ha gestado a la luz de los programas de formación de las universidades europeas, y no se pudo encontrar una solución de fondo a la falta de formación, y en muchos casos estos temas ha tendido a desaparecer de las currículas o fueron negados como si no fuera un problema de la disciplina.
Pero destacó que han sido arquitectos los que han gestado un paradigma distinto, alternativo, con algunos arquitectos europeos que llegaron a América Latina con propuestas alternativas y que han sido reinterpretados por arquitectos latinoamericanos, que se constituyeron en pioneros en el abordaje de la vivienda social, entre ellos Víctor Pelli, destacado arquitecto en América Latina y que pertenece a la FAU-UNNE.
Aunque estos paradigmas siempre fueron minoritarios y dentro de las universidades no han encontrado gran espacio para desarrollar estas temáticas y han estado al margen superados por el paradigma hegemónico-tradicional de la arquitectura.
Señaló que desde los años 1990 en América Latina se han instalado nuevos paradigmas para el abordaje de las problemáticas de la vivienda popular y las sociedad que allí habitan, y en esas política han empezado a trabajar y desempeñarse muchos profesionales que se formaron con los modelos de formación convencionales y han tenido que desandar ese camino y volver a aprender para poder desempeñarse en las actuaciones profesionales.
“La mayoría de quienes trabajan de manera alternativa apoyando a los barrios populares en general todo lo que han aprendido lo han aprendido después que salieron de la universidad” expuso por lo cual agregó que se torna evidente que el hábitat social requiere de un nuevo abordaje disciplinar y de un nuevo abordaje desde las ciencias.
Sostuvo que la ciencia siempre se reconfiguran, las disciplinas dialogan entre sí y cuando un problema se hace muy evidente se fusionan disciplinas, se crean disciplinas, lo cual fue muy enriquecedor en las últimas décadas en las ciencias. “Pero en América Latina el objeto de estudio, el hábitat social, no es nuevo sin embargo no se ha podido desde las instituciones universitarias dar una respuesta nueva para su abordaje”.
PIONEROS EN EL ABORDAJE
Durante el Panel, tuvo una breve participación el arquitecto Víctor Pelli, quien recordó que estuvo en el momento en que se creó la Red ULACAV con las dudas e improvisaciones, “pero ahora está consolidada”.
Destacó los logros de las acciones que se fueron haciendo al amparo de la Red ULACAV para visibilizar y abordar la problemática de la vivienda social.
En tanto, la arquitecta Marta Giró, coordinadora el Encuentro y docente responsable de la Cátedra de Gestión y Desarrollo de la Vivienda Popular (FAU-UNNE) señaló que “cuando hablamos de vivienda popular o vivienda social, o de producción social del hábitat, nos referimos a un proceso social que va más allá del arquitecto y mucho más allá de la construcción de casas o viviendas”.
“El campo desde el cual abordamos la formación universitaria está constituido por seres humanos con serias necesidades vitales, y dado que es una problemática compleja requiere una abordaje interdisciplinario e intersectorial” subrayó.
Indicó que el arquitecto, así como profesionales de otras disciplinas, deben formar parte de equipos de trabajo para abordar el hábitat social desde sus distintas dimensiones, físicas, sociales, culturales, económicas, ambientales, políticas, entre otras.
Consideró que lograr un anclaje en la problemática de la vivienda social, las disciplinas deben compartir sus competencias, en interacción con otras, siendo partes de equipos técnicos, que deben constituirse como actores sociales para poder abordar estos procesos de gestión y negociación conjuntamente con las organizaciones y organismos gubernamentales para aportar a la transformación de esta problemática.
“Esta realidad plantea a las universidades la necesidad imperiosa de modificar las actuales currículas en función de la creación de nuevas competencias, propiciando la interrelación interdisciplinaria para el abordaje de esta problemática que hoy está universalizada por lo menos en América Latina” resaltó la arquitecta Giró.
Acotó que en los encuentros de la Red ULACAV los miembros se preguntan “que profesionales estamos formando en nuestras universidades dada la dimensión que la problemática del hábitat va tomando en los países latinoamericanos”, y en esa línea para este año se decidió “empezar a pensar con otros” como lograr una mayor inclusión de la temática del hábitat en la formación universitaria.
Indicó que son muchos docentes, cada vez más, los que desde hace décadas trabajan en el abordaje de la vivienda social, pero desarrollando su tarea en general en espacios residuales, optativos en las currículas de las universidades, por lo cual “resulta imprescindible que las universidades definitivamente se comprometan con esta problemática incorporándola a la currícula obligatoria de las distintas carreras de manera insoslayable”.