No hubo acuerdo en la reunión del Gobierno porteño con metrodelegados
El sindicalista Néstor Segovia informó que hay cuarto intermedio hasta el viernes. "El PRO no reconoce el problema", se quejó. Los conductores se niegan a llevar las formaciones a las nuevas estaciones de la línea B
Los metrodelegados continúan con su negativa a operar los coches en las estaciones Echeverría y Rosas de la línea B, inauguradas el viernes pasado por el jefe de Gobierno, Mauricio Macri. Por segundo día consecutivo, es el personal jerárquico de la empresa el que se ocupa de prestar el servicio en esas dos estaciones. Y tras el fracaso de una nueva reunión con Metrovías, esta situación se mantendría, al menos, hasta el viernes.
Los trabajadores alegan que las nuevas terminales son inseguras, tienen filtraciones y no contemplan sistemas avanzados de comunicación entre los coches y las centrales de operación. Desde la Ciudad aseguran, en cambio, que en realidad el conflicto es porque los empleados no quieren cumplir con el nuevo esquema de trabajo, que se extendería entre 10 y 15 minutos por el nuevo recorrido que llega hasta Triunvirato y Roosevelt, en Villa Urquiza, en la intersección con las vías del Ferrocarril Mitre.
Pasadas las 15 de este martes, representantes de los trabajadores y la empresa emprendieron una nueva reunión –ayer sostuvieron un encuentro de más de 10 horas sin que haya soluciones– para intentar destrabar el conflicto. "Estamos dispuestos a dialogar", afirmó antes de entrar el metrodelegado Néstor Segovia. Pero advirtió que si no dan una solución seguirá la protesta.
En efecto, la reunión fracasó, y se pasó a un cuarto intermedio hasta el viernes. Al término, Segovia insistió en que no están garantizadas las condiciones de seguridad y aseguró que el jefe de Gobierno se "apresuró" a inaugurar las estaciones. "Quería hacer política", denunció, y se mostró esperanzado en que "no pase nada", en referencia a un posible accidente. El dirigente confió, además, en que no llueva porque –aseveró– podría resultar peligroso.
Por su parte, el subsecretario de Transporte porteño, Ezequiel Sabor, había indicado antes del encuentro que las quejas por las filtraciones en los túneles y los problemas en las comunicaciones ya fueron resueltos, por lo que sólo resta solucionar la cuestión de los minutos extra de trabajo. Y apuntó: "Hasta hace poco su tiempo de trabajo efectivo era de cuatro horas y 25 minutos. Ahora deberían trabajar cinco horas y diez minutos, quedándoles 50 minutos de descanso", detalló, en diálogo con Radio 10.
El funcionario del gobierno porteño explicó que, si los metrodelegados continúan negándose a cumplir con el nuevo recorrido, "Metrovías debería incorporar 50 personas más a su plantel para esas dos estaciones". Antes del comienzo del encuentro, dijo tener "esperanza de que hayan reflexionado sobre este tema" y advirtió de posibles sanciones.