En defensa del Garrahan y por la vida de su hija: el crudo y revelador testimonio de un padre chaqueño que no para de viralizarse - EsChaco.com - Resistencia

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Viernes, 6 de junio de 2025

En defensa del Garrahan y por la vida de su hija: el crudo y revelador testimonio de un padre chaqueño que no para de viralizarse

El grito desesperado de Esteban Molina, desde el pie del Obelisco porteño, sigue sumando reproducciones y conciencia sobre la importancia del hospital infantil. En distintas redes sociales, lleva millones de visualizaciones.

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Durante una de las manifestaciones en defensa del Hospital Garrahan, el periodista Alejo Santander dio a conocer la historia de un chaqueño que pide desesperadamente una medicación para salvar la vida de su hija. Por estas historias el @hospgarrahan sigue luchando. Por estas historias el hospital #garrahan no se puede vaciar. Ayer en el obelisco, nos encontramos con una de las historias de esas que hay por cada paciente que está internado en el Garrahan, la de Esteban (@estebanmolina22) de Chaco. @minsalud_ar novartisarg @novartis @garrahandepie @asamblearesidentesgarrahan @fundgarrahan @ategarrahan
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Desde el pie del Obelisco porteño, lejos de su hogar en el Chaco, se alza la voz quebrada de Esteban Molina, un padre chaqueño que libra una batalla contra el tiempo y el desfinanciamiento nacional de la salud por la vida de su hija.

"Mi hija se me está muriendo", confiesa con una desesperación palpable, en un llamado urgente que busca romper el silencio y encontrar ayuda.

El video, grabado en la última marcha en defensa del Garrahan y los médicos de la salud pública, se viralizó y ya lleva en las distintas redes sociales lleva millones de reproducciones.

Hace un año comenzó su calvario. Su pequeña necesita una medicación vital llamada Deferidox, en dosis de 360 mg. El tratamiento anual requiere 36 cajas de este fármaco, cuyo costo asciende a 1.800.000 pesos por caja. A pesar de sus incansables solicitudes a través de Incluir Salud y el gobierno, la respuesta ha sido insuficiente; el Garrahan, haciendo lo que puede, solo le provee una tableta por mes.

El testimonio de Esteban se sigue reproduciendo y contribuye a la generación de conciencia en torno a la importancia de la salud pública, su financiamiento estatal y la contención a las familias de todo el país.

La situación es crítica. Su hija lleva tres meses internada en el hospital, su estado de salud se ha deteriorado. Aunque recibe una medicación intravenosa, los médicos le advirtieron que esta daña sus riñones, urgiéndolo a conseguir el Deferidox.

Esteban se encuentra en Buenos Aires. Para subsistir y costearse los traslados, vende tortas fritas y pastelitos. Las noches las pasa durmiendo en el Garrahan junto a su hija. Su único objetivo es conseguir esa medicación que le pertenece por derecho a la salud1.

La pequeña, a pesar de haber pasado por seis cirugías, sigue luchando. "Ella entró y salió con una sonrisa", dice Esteban, negándose a creer que su hija pueda morir por la falta de algo tan "insignificante" como una medicación que debería recibir.

El dolor se agudiza al recordar las palabras de su hija: "Hoy hablé con ella y me dijo que quiere volver a la escuela, que quiere volver a volver a salir. Ella hoy me miró y me dijo, "Papi, me quiero curar, me quiero ir". Un ruego desgarrador que destroza el corazón de cualquier padre.
Esteban no busca dinero, sino contactos que lo acerquen a la droguería o farmacia Novartis, la encargada de fabricar la medicación.

Su número de teléfono es 3625 249310 y el alias para quienes deseen colaborar (aunque insiste en que busca contactos, no dinero) es zurdomolina22 (Banco Nación, a nombre de Esteban Virgilio Molina); mientras que en Instagram figura como @estebanmolina22.

Es un llamado desesperado, el clamor de un padre que ve cómo la vida de su hija pende de un hilo, atado a la inaccesibilidad de un tratamiento que le corresponde.

"Dijeron que si la no se consigue la medicación, lamentablemente no podemos hacer nada", concluye Esteban, con la esperanza puesta en que alguien, al otro lado, escuche su grito y le tienda una mano.