Señalizan esquina donde la dictadura asesinó a estudiante universitario
Este viernes 24 marzo, Día Nacional de la Memoria, realizamos la señalización de la esquina de Resistencia donde fue asesinado el estudiante universitario y militante ribereño Pablo Martinelli en Santiago del Estero y Cangallo.
Junto a amigos de su infancia, sobrevivientes del terrorismo de Estado, militantes y referentes de organismos derechos humanos, recordamos al joven de 22 años y homenajeamos su memoria a 47 años de la emboscada que sufrió en esa esquina en el marco de un operativo del Ejército y la Policía.
El homenaje se da luego de la reciente sentencia de la Justicia Federal que dictaminó como “homicidio” la causal de muerte de Pablo. Para encubrir el hecho funcionarios policiales y médicos consignaron que se trató de un accidente. La familia fue obligada a aceptar esta versión bajo amenaza de que ante una negativa no les entregarían el cadáver. Martinelli tenía 22 años, oriundo de Paso de Los Libres, era militante de la JUP y Montoneros y Estudiante de Veterinaria en la Universidad Nacional del Nordeste en Corrientes.
“Pablo forma parte de nuestra historia y asumimos el compromiso de reconstruirla como un deber generacional y sabemos lo difícil que fue para su familia tener que afrontar todo esto”, expresó Mauricio Amarilla de la Asociación de Familiares Desaparecidos durante el Terrorismo de Estado, tras leer una sentida semblanza de Martinelli.
"Nos hubiese gustado que esta reparación de la justicia llegara antes para que Beba Aquino de Martinelli y Don Pedro Martinelli pudieran acompañar esto. Deseamos que estos juicios se repliquen, para lograr un poco de justicia. Este es el camino que nos compromete como militantes de DDHH”, sostuvo.
La Asociación Civil por la Memoria y la Justicia de Paso de los Libres reivindicó estos actos de reconstrucción de la memoria en los espacios públicos.
Ángeles Méndez del registro Único de la Verdad (RUV) tomó la palabra para resaltar la “recuperación de las historias de vida como en este caso con Pablo, haber podido aportar a un juicio como el que se realizó hace pocos días y, del mismo modo, poder señalizar este lugar, para que se sepa qué ocurrió aquí, donde lo mataron, y se acerquen vecinos como ocurrió recién”.
“Cada vez que hacemos una historia de vida de una víctima del terrorismo de Estado, un poquito nos apropiamos de esa historia, la hacemos parte de nuestra labor y de nuestra memoria”, manifestó. El periodista Marcelo Tissembaum acompañó la actividad y, como testigo del hecho, recordó que cuando tenía once años presenció la persecución y el asesinato de Pablo, sin saber de quién se trataba. “Lo descubrí años después, cuando leí la noticia de la exhumación de sus restos. Creo que este tipo de luchas vale la pena por las familias y por la sociedad”, aseguró.
Valeria Romero de Justicia Legítima, también presente en el homenaje a Martinelli, resaltó que el “empeño y la constancia de familiares para llegar a una sentencia es un ejemplo de perseverancia. Un acto de esperanza para todas las familias que al día de hoy encaran juicios semejantes por torturas o asesinatos en la actualidad. Es un aliento para todas las personas que persiguen justicia”.
Enrique Orban, amigo de la juventud de Pablo y con quien cursó los primeros años de facultad en Corrientes, relató con mucha emoción la militancia de su amigo y el dolor que sintió ante el secuestro de su hermana Susana en agosto de 1976 por parte del terrorismo de Estado, poco antes de su asesinato.
Años más tarde, se enteró de que en aquel operativo que terminó con el fusilamiento de Pablo, se apostaron unas 40 personas en la esquina de Santiago del Estero y Cangallo. “Pablo era brillante, avasallador, muy noble, enfrascado en la justicia social, creía fervientemente en las posibilidades de este país. Y todo lo que él y su generación hacían día a día era por y para el país. Lo mataron con esa convicción”, aseveró.
“Cuando lo mataron entregaron el cuerpo a su padre, porque este era militar retirado, de otro modo Pablo sería hoy uno de los tantos desaparecidos”, cerró.
La familia Martinelli así como la pareja de esos últimos años de Pablo, Lilian Losada, enviaron su acompañamiento y adhesión desde Paso de los Libres, de dónde Pablo era oriundo.
Como cierre de la actividad antes de develar la señalización en nombre de Martinelli. el coordinador del RUV, Juan Carlos Fernández, valoró la “reconstrucción de la historia, siempre una tarea colectiva” y compartió con los presentes un poema que Nora, la hermana de Pablo, le escribió tras su muerte.
PABLO MARTINELLI Según surge de la base de datos del RUV, integrante de la Comisión Provincial por la Memoria Chaco, Pablo Martinelli nació el 22 de octubre de 1954 en Castelar, provincia de Buenos Aires. Desde niño residió junto a su familia en la ciudad correntina de Paso de los Libres, siendo el tercero de los seis hijos del matrimonio compuesto por Emilia Cleofé “Beba” Aquino y Pedro Alberto Martinelli.
En 1976 Pablo estudiaba la carrera de veterinaria en la UNNE de la ciudad de Corrientes. Se encontraba de novio con Lilian Lossada, estudiante de Medicina. Ambos militaban en el Centro de Estudiantes de sus respectivas Facultades, y luego en la Juventud Universitaria Peronista y en Montoneros.
Su hermana Nora cuenta que Pablo luchaba, entre otras cosas, para que no se cerrara el Comedor Universitario, ya que tenía muchos compañeros de Facultad que sin el Comedor no podrían seguir con sus estudios. El 5 de agosto de 1976 otra de las hermanas de Pablo, Susana, y su esposo fueron secuestrados en Mar del Plata.
El domingo 7 de noviembre de 1976 Martinelli partió rumbo a Resistencia para encontrarse con un compañero de la organización, pero fue víctima de una emboscada que terminó con su vida.