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INVESTIGACIÓN EN LA UNNE
Lunes, 23 de diciembre de 2024
Expansión urbana desordenada: el mapa de los desafíos territoriales en el Chaco Oriental
Un estudio realizado por el estudiante de Geografía de la Facultad de Humanidades de la UNNE, Fernando Martín Píccoli, muestra cómo la transformación territorial está generando zonas vulnerables y reconvirtiendo tierras con alto valor ambiental y productivo en la región del Chaco. La investigación destaca los riesgos asociados a un crecimiento urbano sin planificación, subrayando las consecuencias de una expansión descontrolada en el territorio.

Un estudio realizado por el estudiante de Geografía de la Facultad de Humanidades de la UNNE, Fernando Martín Píccoli, muestra cómo la transformación territorial está generando zonas vulnerables y reconvirtiendo tierras con alto valor ambiental y productivo en la región del Chaco. La investigación destaca los riesgos asociados a un crecimiento urbano sin planificación, subrayando las consecuencias de una expansión descontrolada en el territorio.

El Chaco Oriental está experimentando una transformación territorial que a decir de este trabajo, se trata de un “fenómeno complejo que plantea serios desafíos a la sostenibilidad y calidad de vida de sus habitantes”. La investigación realizada por el becario Fernando Martín Píccoli, estudiante del Profesorado de Geografía de la Facultad de Humanidades de la UNNE, detalla los desafíos críticos que enfrenta esa región debido a una expansión urbana desorganizada y sin planificación sobre tierras valor ambiental y productivo.

El trabajo – realizado con una beca del ICCTI (Instituto Chaqueño de Ciencia, Tecnología e Innovación)- se denomina Transformación Territorial y Riesgo Hídrico: Análisis Geoespacial de la expansión urbana en el Chaco Oriental, Argentina (2000-2020); dirigido por el doctor Jorge Alberto docente investigador del Centro de Geociencias Aplicadas de la UNNE.

El estudio tuvo como objetivo analizar la ocupación del suelo en los departamentos del Chaco Oriental, cartografiando su evolución urbana y abordando problemáticas como la expansión, densificación y fenómeno de la expansión de las ciudades hacia el territorio rural (“sprawl”) en sitios de importancia ambiental como los humedales “Ramsar”. La investigación examinó la relación entre estos cambios y el riesgo hídrico, con el fin de generar herramientas para una planificación territorial más sostenible y resiliente.

Según la investigación, en sus inicios, la expansión urbana fue impulsada por el «éxodo silencioso»: familias rurales que abandonaban el campo, atraídas por la modernización agrícola y la falta de oportunidades.



Sin embargo, en las últimas décadas, la concentración de población en la ciudad, sumada al alto costo del suelo y las dificultades para acceder a él, junto con el desarrollo de nodos viarios (rutas y autovías) y el rol del mercado inmobiliario, ha provocado una expulsión de población que resultó en un crecimiento urbano disperso y poco densificado, más allá de lo que se considera la periferia próxima. Hoy en día, se pueden encontrar urbanizaciones a más de 50 km de la ciudad principal, lo que ha dado lugar a una realidad territorial mucho más compleja.

El estudio destaca cómo este crecimiento urbano está generando una serie de problemas que van mucho más allá de simples cuestiones de infraestructura. La expansión urbana está fragmentando el espacio, creando zonas vulnerables y poniendo en riesgo ecosistemas enteros, especialmente los humedales que son vitales para la región.

Una de las observaciones de Píccoli se refiere a la forma en que el crecimiento urbano se está desarrollando en el Chaco Oriental. En lugar de un desarrollo compacto y eficiente, lo que se evidencia es un fenómeno conocido como «sprawl» o expansión urbana desordenada. Este proceso puede graficarse como una mancha que se extiende de manera irregular y sin control, dejando espacios vacíos y desconectados. Un crecimiento en estas condiciones genera consecuencias concretas para los habitantes, como la fragmentación del territorio, la ineficiencia en el uso del suelo y mayores dificultades en el acceso a servicios básicos.

Las comunidades que se asientan en estas nuevas áreas enfrentan múltiples desafíos. La falta de planificación significa que muchos barrios carecen de servicios básicos. El transporte público es casi inexistente, obligando a las personas a depender de vehículos particulares. Los tiempos de desplazamiento aumentan, la calidad de vida disminuye y la desigualdad se profundiza.

Posiblemente, el riesgo más significativo sea el hídrico. Muchas de estas nuevas urbanizaciones se están desarrollando en zonas propensas a inundaciones. «Este tipo de ocupación no solo pone en riesgo a los habitantes, sino que también aumenta la probabilidad de desastres naturales. La urbanización descontrolada en estas áreas puede generar costos adicionales en seguros y obras de mitigación, afectando la sostenibilidad y resiliencia de las comunidades urbanas».



La especulación inmobiliaria agrava aún más la situación. El valor del suelo se dispara, haciendo imposible que las familias de bajos recursos accedan a una parcela o terreno, y mucho menos a una vivienda digna. “Este fenómeno puede dar lugar a burbujas inmobiliarias que desplazan a comunidades vulnerables, acentuando la desigualdad en el acceso a recursos y servicios”. Además, “la gentrificación de espacios urbanos ya consolidados, a menudo como resultado de la especulación, crea un entorno en el que los residentes originales son desplazados, desestabilizando el tejido social”.

Las tierras productivas con fines agrícolas de esta región están siendo transformadas en espacios urbanos dispersos a un ritmo que supera el crecimiento poblacional. Según el estudio, “esto refleja un uso ineficiente del suelo”. “La pérdida de suelo agrícola puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo, afectando la capacidad de las comunidades para producir alimentos y aumentando su vulnerabilidad frente al incremento de los costos para acceder a productos alimenticios frescos y asequibles que se produzcan localmente”, sostiene Píccoli en el informe de su investigación.

Como propuestas a este escenario, el estudiante de Geografía plantea la necesidad de un enfoque colaborativo “donde gobiernos, urbanistas y comunidades trabajen juntos”. “La clave está en una planificación que prioriza a las personas, no a los intereses inmobiliarios”.

Es también un llamado de atención. “No es un problema que pueda resolverse con una simple ordenanza o un proyecto aislado. Requiere un compromiso colectivo, una visión compartida de futuro donde el desarrollo urbano y el bienestar de las comunidades vayan de la mano” concluye el becario.


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