Miércoles, 26 de Marzo de 2025
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Por Carlos Cacho Quirós
Lunes, 24 de marzo de 2025
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"Con ese ambiente en las calles y esta información en los periódicos nadie podía aducir desconocimiento".
Pasó casi medio siglo del hecho más brutal de la historia argentina contemporánea, pasarán generaciones, y nunca podremos terminar de procesar sus consecuencias. También por eso, por las heridas profundas que dejó en la sensibilidad, en la conciencia, en la memoria, de todos y de todas quienes lo vivieron, pero sobre todo de quienes sin haber nacido entonces, han recibido la carga emocional de sus impotencias, el golpe de estado cívico militar de 1976 debe ser considerado como la matriz en la que se renueva cada día el modelo de país neocolonial.

Esa sensación de que todo es provisorio, de que es normal que la incertidumbre se cuele en cada hecho cotidiano, deriva, como un cauce subterráneo, de la violencia impuesta por el golpe. La violencia en acto, suspendida como advertencia y amenaza, o como dice Pilar Calveiro, "la represión consiste en actos arraigados en la cotidianidad de la sociedad, por eso es posible".

Más allá del rechazo visceral que nos producen las imágenes de estos días, en que la violencia institucional se descarga sobre una manifestación ciudadana, no dejamos de notar la naturalidad con que la mayoría de las instituciones y una gran parte de la sociedad registra los hechos. Pero cuidado, ese es el terreno al que nos quiere llevar el gobierno (y sus aliados históricos, las grandes corporaciones del círculo rojo). El lugar de la confrontación violenta, en el que todos pierden, y en el cual el único ganador es quien detenta el poder, quien posee todas las usinas de sentido, quien maneja los dispositivos que interpretan y explican los enfrentamientos. ¿Esto quiere decir que hay que renunciar a "la calle"?, todo lo contrario.

El 24 de marzo de 1976 adquiere, frente al presente, y como enseñanza de la derrota electoral ante la ultraderecha, una nueva perspectiva en la que resuena la voz de Calveiro cuando habla del "poder": "Su modalidad específica de control y represión es una manera de hablar de la sociedad misma y de las características del poder que entonces se instauró -se refiere a la dictadura- y que se ramifica y reaparece, a veces idéntico y a veces mutado, en el poder que hoy circula y se reproduce".

La tarea militante del presente, sin dejar de valorar el esfuerzo por masificar las movilizaciones, debe ir acompañada de la paciente e inteligente misión de explicar y concientizar sobre la deriva nacional. De otro modo estaríamos ignorando una de las enseñanzas más vigentes del terrorismo de estado. Porque no solo en 2023 la victoria electoral correspondió a la versión extrema de neoliberalismo que padecemos -cuando a pesar de la falta de decisión del gobierno anterior, las condiciones de vida de la población eran muy superiores a la actualidad-, sino que el mismo golpe de estado en 1976 contó con el consenso de una gran parte de la población, a pesar de que fue gestado y tuvo lugar, en un escenario socio-económico mucho mejor que el que dejó.

Por lo cual, más allá del inmenso sentido ético y reparador que cabe a la actividad de los organismos de derechos humanos, los y las militantes políticos deben saber erigir, ante la fecha, la visión de los dos modelos de país y de sociedad en pugna. En su conmovedora y lúcida "Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar", decía Rodolfo Walsh: "Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.".

Este 24 de marzo, la pedagogía debe ser de liberación, como enseñaba Paulo Freire. En cada plaza, cada calle, cada lugar de trabajo y encuentro, se debe convertir a la Argentina en el gran aula de la liberación. La tradición oral, las estadísticas, la academia y el relato de vecinos y vecinas, pueden contribuir a ilustrar sobre las posibilidades reales del país y sobre lo que nos dejaron. Desde el pleno empleo, hasta las industrias, la escolarización, y la convivencia, la cultura y la solidaridad, aquel país iba en busca de su destino, la dictadura se encargó de barrer con ellos y de profundizar la dependencia.

Para terminar, y rescatando las palabras de la sobreviviente de la dictadura, Pilar Calveiro: "...pensar en los campos de concentración como una cruel casualidad más o menos excepcional, es negarse a mirar en ellos sabiendo que miramos a nuestra sociedad, la de entonces y la actual".

Carlos Cacho Quirós


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