Puricelli ordenó que le quiten las esposas a los presos en visitas y recreos
El ministro de Seguridad, Arturo Puricelli, ordenó que se quiten las esposas durante visitas y recreos a los presos alojados en un escuadrón de la Gendarmería Nacional ubicado en Resistencia.
El funcionario adoptó la decisión luego de una denuncia de la Procuraduría contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) respecto de la situación de vulneración de los derechos de los detenidos en el Escuadrón 51, en Chaco.
Según informó la Procuración en su página oficial, Puricelli instruyó al comandante de la Gendarmería Nacional, Enrique Zach, para que adecue las condiciones de alojamiento de los detenidos bajo tutela de esa fuerza al respeto de los derechos humanos.
Es que tras una inspección, se descubrió que los detenidos estaban esposados durante la recepción de visitas y al momento de la recreación.
En ese sentido, Puricelli pidió que "se garantice la seguridad (de los detenidos) recurriendo a otros medios, los que deberán permitir contacto con las personas que concurran a visitarlo y/o con sus familiares, evitando ser vistos por la visita con las esposas colocadas".
Además, el ministro ordenó al titular de la Gendarmería que extienda el horario de visita a tres horas (antes era de dos) y que le remita imágenes y planos del lugar, indicando a qué se destina cada espacio.
También dispuso que la recreación se extienda durante dos horas los siete días de la semana, cuando hasta ahora era de una hora y los domingos los detenidos no gozaban de ese derecho.
El 24 de abril, el titular de la PROCUVIN, Abel Córdoba; los fiscales de Resistencia Patricio Sabadini, Carlos Martín Amad y Diego Vigay, y el representante del Comité Provincial para Prevención contra la Tortura, Nelson Veira, constataron las condiciones de vulneración de derechos que padecían los nueve detenidos alojados en el Escuadrón 51.
Los fiscales dejaron asentado en un acta que los detenidos habían manifestado que "durante la duración total del encuentro familiar deben permanecer esposados de ambas manos, situación que imposibilita abrazarse, sostener a los niños en la falda y tomarse de la mano con naturalidad".
Los funcionarios judiciales añadieron que "la interposición del dispositivo de sujeción condiciona el ejercicio de la vincularidad afectiva a la vez que provoca en muchos de ellos profundas sensaciones de vergüenza, estigma y/o humillación que se reitera en cada encuentro familiar y en algunos casos es una situación que se repite hace más de dos años".
Por otra parte, denunciaron que el recinto donde duermen los nueve detenidos es un espacio de tres por tres metros y dispone de tres cuchetas con dos colchones cada una, por lo cual tres detenidos debían dormir en el suelo.
En otro espacio, de sólo dos por dos metros, los presos pasan casi todo el día sin luz ni ventilación suficientes, lo cual los fiscales calificaron de "hacinamiento extremo".
Lo único que los detenidos rescataron es que la comida era de buena calidad y en cantidad suficiente, y que no sufrieron violencia física pero sí verbal.