Un ex empleado de la fundación les ganó un juicio laboral a las Madres de Plaza de Mayo
Se trata de un hombre que trabajaba en la parte de seguridad en el desarrollo de viviendas sociales en Lugano. Lo habían despedido cuando estalló el escándalo con los hermanos Schoklender
El afectado, Pablo Damián Soler, entabló el juicio contra la Fundación en virtud del despido "sin causa" que sufrió el 9 de agosto de 2010, cuando el conflicto entre Hebe de Bonafini y los hermanos Sergio y Pablo Schoklender estaba en sus albores.
Soler denunció que ingresó a prestar servicios bajo dependencia de Madres "a fin de realizar tareas de seguridad el 10 de marzo de 2010 en la sede ubicada en el complejo Lugano 1 y 2, cumpliendo un horario de lunes a sábados de 9 a 17, por lo que percibía una remuneración mensual de 3.206 pesos".
En ese contexto, el 9 de agosto de ese año "fue despedido sin causa y pese a sus reiterados reclamos, la accionada nunca le abonó la liquidación final indemnizatoria".
El juez laboral de primera instancia Fernando Vilarullo, primero, y la Sala Segunda de la Cámara del Trabajo, ahora, le dieron la razón al trabajador y condenaron a la Fundación Madres de Plaza de Mayo a indemnizarlo con "la suma de 25.301,30 pesos con más los intereses"; la entidad humanitaria deberá pagar, además, las costas del juicio.
Ambas instancias tomaron en cuenta que la propia Fundación admitió la presencia laboral del trabajador en el complejo Lugano 1 y 2, donde –reconoció- "no realizó otra tarea en ese lugar que no fuera la relacionada a la construcción de viviendas sociales".
Los jueces Miguel Ángel Pirolo y Miguel Ángel Maza, además, rechazaron incorporar al trabajador al régimen legal de trabajo para el personal de la industria de la construcción, creado por la ley 22.250, sancionada durante la última dictadura (en 1980) e invocada por Madres de Plaza de Mayo.