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Por Beatriz María Elvira Masramón
Jueves, 2 de enero de 2014
Catorce navidades en la carpa de Secheep
La navidad 2013/2014 ha llegado, y recuerdo una de las últimas visitas realizadas a Jacinta Fernández de Conde Olgado.
Era otoño, los médicos le han dado la noticia que no alcanzaría la próxima navidad.

Los jóvenes enfermeros que la visitan se desplazan de aquí para allá en el cuarto de la paciente. Más tarde llegará el médico del INSSSeP que diariamente la controla, con su característico gesto comprensivo y contenedor y también la señora, que se consiguió para mejorar la atención de la madre. Precisamente uno de aquellos mientras mira la última revista con la moda otoñal, recuerda a su compañero, que en los próximos días nacerá el hijo de alguien. Entonces Jacinta sueña, o tal vez piensa o sufre, nunca sabremos con exactitud los mecanismos de cada persona ante el dolor, que para todo hay un tiempo, de nacer, de vivir, de morir. Unos llegan otros se van.

Mientras sigue hojeando la revista, hablaba con la paciente sobre la realidad que le tocaba vivir, pero ella exterioriza el pensamiento si en la próxima navidad el problema de su hijo Miguel Conde Olgado estaría solucionado. Evidentemente era algo que le preocupaba. En ese ir y venir de palabras el enfermero observa en la revista un hermoso árbol que en verano se recubre de flores, se lo muestra a la paciente quien manifiesta que al lado de la carpa hay un lluvia de oro, que al llegar la estación estival caen como racimos amarillo, como una lluvia de oro, ello le trae a su memoria un poema de Juan Ramón Jiménez:

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco…

En un momento escribe, “la grandeza del ser humano está dada por su excelencia moral, ella es símbolo de majestad y poder, pero esto último no será nunca un atributo que permita abrir las puertas del cielo, sino lo primero. Mi corazón de madre, esperaba que la excelencia moral marcara la grandeza, primero en los gobernadores de la década infame chaqueña, pero nunca se manifestó ya que no se puede pedir peras al olmo; lo que cada uno trae de natural es difícil cambiarlo, marca una conducta y se manifiesta en los actos.

Esperaba después que esa grandeza se manifieste en los compañeros justicialista, pero tampoco llegó. Jorge Capitanich, prometió, promete y seguirá prometiendo, seguramente hará el amague y solo se quedara, como siempre, en el intento.

Dios es Justicia, Dios es amor, y una parte de ese Dios vino en navidad a traernos las esperanza de un mundo mejor. Pero la conciencia de quienes administran la cosa pública no lo capta, no pueden ver a ese niño de amor que se hizo presente entre nosotros para traernos la esperanza de que la justicia de Dios existe y que en algún momento actuará.

Que la Navidad 2013/2014 sea un tiempo de reflexión para permitir que el niño Jesús nazca en el interior de todos, para que el mundo en que vivimos sea un lugar donde podamos desarrollarnos en amor, armonía y felicidad y que la justicia no sea una utopía, sino un hecho concreto y real” .

La Navidad llegó y la Carpa de Secheep continúa, sigue presente reclamando justicia. Hoy podemos decir que esta madre tenía razón, Que Jorge Capitanich únicamente está interesado en su proyecto personal, fue así que se fue en busca de su sueño presidencial, como si únicamente importara los suyos y se olvidó del de esta madre, que pensaba si para la navidad 2013/2014 estaría solucionado el problema de su hijo Miguel Conde Olgado.

Tenía muchas esperanzas, así lo había prometido y aseguraba en cada discurso su opción por las causas justas y su devoción católica.

Está madre, pensaba en su hijo despedido injustamente, en todo lo que perdió, en su familia, las enfermedades, sus años jóvenes, ella por lo menos vivió felizmente con sus hijos. Eso la estaba matando, no su enfermedad, que los propios peronistas lo hayan traicionado, a un trabajador, a un obrero, despedido por funcionarios radicales y los que llegaron con los votos y el corazón de la gente, siguieron gobernado como aquellos.

La Navidad 2013/14 alegra nuestros corazones, y por un momento olvidamos nuestros problemas. En la Carpa sopla una cálida brisa, la madre está ausente físicamente, iluminando desde lo alto la lucha del hijo.

Desde este lugar también se contribuyó para que “Coqui” haga realidad su sueño casi imposible, de ser gobernador de los chaqueños, sin embargo muchos siguen esperando que cumpla con sus promesas.

La carpa permanece a lo largo de 14 años, símbolo de las cosas inconclusas, de la falta de justicia, incólume espera una solución justa, avalada por el mandato del voto popular.

Jacinta hubiera concluido su carta de navidad diciendo, como en la carta número 1:
“La madera de su cuna, árbol tierno de Belén, // la madera de su cruz, palo seco Jerusalén… La virgen piensa sola…” ( en el hijo que no verá).
Que los Chaqueños tengamos una feliz navidad 2013/2014.-


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