En el año 2013 hemos estado sometidos a la presión publicitaria sobre la supuesta necesidad de la construcción de una ciudad cívica.
Ignorando las opiniones en contrario del colectivo social, mientras el sistema eléctrico provincial continuaba colapsado y sin capacidad de respuesta para dar soluciones duraderas y permanentes a la ciudadanía. Es así que los técnicos estuvieron ocupados en planificar una ciudad del futuro que graciosamente solucionaría los problemas de los chaqueños, mientras la empresa Secheep seguía a la deriva, sin planificación para responder a los incrementos de la demanda, sin las inversiones necesarias para que los usuarios no tengamos que padecer los largos y ardientes veranos del Chaco.
Tal es la irrealidad en la que viven que, en pleno caos eléctrico, los funcionarios siguen navegando en Las nubes de Úbeda, en lugar de pensar que soluciones tienen para la crisis energética, los vemos y escuchamos insistiendo en un proyecto que en este momento nada aporta a la provincia y si mucha distracción y desvío de fondos.
Por lo que es bueno recordar, que la inversión Pública es toda erogación de recursos de origen público destinado a crear, incrementar, mejorar o reponer las existencias de capital físico de dominio público y/o de capital humano, con el fin de ampliar la capacidad para la prestación de servicios y/o producción de bienes. Si analizamos la inconsulta construcción del Centro Cívico desde el punto de vista económico encontraremos que ella no es una inversión destinada a ampliar las capacidades del estado, con miras a prestar eficientemente los servicios que hacen a sus funciones esenciales o para promover el desarrollo de las inversiones productivas. Por el contrario, para la provincia es un gasto, un consumo presente, que en el conjunto de bienes públicos provinciales solo pretende cambiar lo que ya tenemos por otros nuevos, que por supuesto no beneficia al conjunto social sino a unos pocos como a la patria contratista, al conjunto de propiedades lindantes al Parque Norte Caraguatá, cuyo valor aumentará y a los adquirente de los inmuebles qué quedaran liberados en el centro histórico de la ciudad.
En cambio una inversión en el parque eléctrico provincial, sí aportará al conjunto social y económico de la provincia, contribuyendo a la unión de sus habitantes, ya que todos disfrutaran del beneficio.
Con el proyecto cívico, la ciudad de Resistencia quedará dividida en dos, de un lado estará la pueblada, en el sur, y del otro la élite funcionaria que no se mezcla ni destiñe.
La dividen amplios murallones, uno en construcción y otros en camino; las rutas Nicolás Avellaneda y 11 y el Río Negro. Es decir que nada será “visible” no solo por la contemplación sino porque esta élite residirá allá lejos, oculta a las miradas impertinentes, salvaguardados por la lejanía. En un microclima donde seguramente, nunca tendrán cortes de luz.
La realidad es que Intentan colonizarnos mentalmente para hacernos creer que la obra de la ciudad cívica va a contribuir positivamente al crecimiento de la provincia. Esto no es así, porque es puramente un gasto, un consumo innecesario según datos oficiales de $150 millones, pero todos sabemos que después por mayores costos, actualizaciones e intereses y por ampliación colaterales la mismas superan en diez o más veces dicho monto.
En cambio sí destinamos esos recursos al parque eléctrico provincial, estaremos contribuyendo al crecimiento, generando riqueza para crear un ambiente más digno donde vivir y desarrollarnos, especialmente para los que no tenemos la posibilidad de ir de vacaciones.
Es así que aplicando políticas de hechos consumados, e inclusive mostrando al municipio como obstructor del supuesto progreso, presionan mediáticamente para lograr sus objetivos, que en definitiva son comerciales, financiero y políticos.
Creemos que los distintos estamentos que integran la comunidad provincial deben tomar carta en el asunto y debatir debidamente que es lo que queremos, si una ciudad cívica sectaria o un parque eléctrico saneado, integrado y al servicio de los usuarios.
Todo sistema democrático involucra una permanente interacción gobernantes-gobernados y en esta historia no se ha dado. Entonces nos urge una cuestión: ¿Estaremos en presencia de un gran negociado y descolgado de las verdaderas necesidades del pueblo?