El Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño “Ertivio Acosta” conmemora este 27 de febrero un siniestro episodio en manos del Plan Cóndor aplicado en nuestro país: la quema de libros como un método para callar ideologías.
La editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA) fue creada en 1958. “Un libro al precio de un kilo de pan”, fue su lema.
En sus cincuenta años de existencia, produjo más de 10 mil títulos. Los libros del sello se vendían en kioscos de la propia editorial.
El 27 de febrero de 1977, son secuestradas de sus depósitos, alrededor de 100 mil obras prohibidas por la dictadura militar para su posterior destrucción.
Al mejor estilo de la Inquisición (institución católica de la Edad Media) que condenaba a la hoguera a todo aquel que consideraba hereje y a toda la bibliografía que estas personas tuvieren, se cometió este acto de culturicidio como una muestra más de la intolerancia ideológica de quienes gobernaban por la fuerza desde hacía un año. Un hecho análogo había acontecido en nuestra provincia, cuando en el mes de octubre de 1955, la intervención militar que había desplazado al gobierno de Felipe Gallardo, ordenó quemar en la esquina de Mitre y Rivadavia de nuestra ciudad, todos los libros, emblemas, símbolos, etc. que tuvieran que ver con el peronismo.
“El fuego purificador” como lo llamaron las autoridades militares, venía a “hacer desaparecer las palabras escritas”, de quienes estaban “sirviendo a ideologías foráneas”. Posteriormente fueron quemadas una tonelada y media de libros de la Editorial Centro Editor de América Latina (CEAL), perdiéndose en estos actos atroces una valiosísima fuente documental de la cultura nacional.
La quemazón de libros, la desaparición forzada de personas, fueron sólo dos de los métodos empleados por quienes implementaban en nuestro país la versión argentina del Plan Cóndor, diseñado por el Pentágono y la CIA norteamericanos, para todo el territorio latinoamericano.
Por ello esta triste conmemoración, debe servir de reflexión, acerca de la necesidad de mantener viva la memoria colectiva, para que estos aberrantes hechos, jamás vuelvan a ocurrir.