Elevo esta plegaria, por el descanso en paz de nuestro Rubén Re y la elevación de su espíritu, por la fortaleza de su esposa Silvia, de sus hijitas, familia y amigos.
Que su memoria viva en cada uno de nosotros, y que la luz de la verdad y el consuelo de la justicia, ayuden a mitigar este dolor inconmensurable transformando ese dolor en entrega, la entrega en confianza, la confianza en fe y la fe en esperanza.
Gracias Padre por haberlo tenido entre nosotros durante este tiempo, hombre bueno y formador de jóvenes, luchador incansable tan querido, gracias por haber cuidado a mi hijo Nicolás y a tantos hijos!!
Chabela
Padre, enséñanos a perdonar y a resucitar en nuestros corazones, a todos los que nos han lastimado. Amén
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará.
Lunes 25 - De la feria. Morado.
Lectura
Dan 9, 4b-10
Lectura de la profecía de Daniel.
¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquéllos que lo aman y observan sus mandamientos! Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos. No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país. ¡A ti, Señor, la justicia! A nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como les sucede en este día a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos, en todos los países adonde tú los expulsaste, a causa de la infidelidad que cometieron contra ti. ¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti! ¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él! Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, para seguir sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas.
Palabra de Dios.
Comentario
¡Qué sinceridad en la oración del profeta! ¡Qué gran capacidad de mirar su vida y la de su pueblo para reconocer sus errores y sus pecados! Esta es una comunidad que no busca justificarse echándole la culpa a otros, sino que evalúa con mirada limpia sus propias acciones. Solo así será posible generar un cambio.
Salmo
Sal 78, 8-9. 11. 13
R. ¡No nos trates según nuestros pecados, Señor!
No recuerdes para nuestro mal las culpas de otros tiempos; compadécete pronto de nosotros, porque estamos totalmente abatidos. R.
Ayúdanos, Dios salvador nuestro, por el honor de tu Nombre; líbranos y perdona nuestros pecados, a causa de tu Nombre. R.
Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos, preserva con tu brazo poderoso a los que están condenados a muerte. R.
Y nosotros, que somos tu pueblo y las ovejas de tu rebaño, te daremos gracias para siempre, y cantaremos tus alabanzas por todas las generaciones. R.
Evangelio
Lc 6, 36-38
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes.
Palabra del Señor.
Comentario
"La exhortación 'no juzguen, para no ser juzgados' lleva inexorablemente a mirar hacia Dios, el Señor y Padre de todos. El juicio al cual se refiere Jesús es el juicio de una persona sobre otra en el sentido de la tendencia a sentenciar y a condenar, que está relacionada con la auto-justificación con que cada uno se juzga a sí mismo. En la condena se oculta un deseo de controlar a los demás. Pero sin embargo, la ley fundamental de la comunidad de los discípulos, que Jesús proclamó constantemente, es el servicio, no el control" (Rudolf Schnackenburg, Todo es posible para el que cree, Ed. Paulinas)