La Municipalidad denunció ante la Justicia la presión intimidatoria de los remiseros
Durante toda la semana, las protestas instaladas en distintos puntos de la ciudad generaron un caos absoluto en el tránsito. Pero fue el martes el día de mayores inconvenientes. Los múltiples trastornos en torno al edificio municipal, por el bloqueo que hicieron los remises particulares, afectaron todas las adyacencias y hasta las dependencias del hospital Perrando. Ante la magnitud del descontrol vehicular, el gobierno municipal presentó una denuncia ante la Justicia.
Luego de esos hechos, el equipo de asesores legales de la municipalidad trabajó en la presentación de la correspondiente denuncia ante la justicia para que se tomaran las medidas necesarias a fin de normalizar el tránsito. “La protesta o el planteo pueden ser válidos hasta determinado punto, pero se llegó a niveles donde no se miden las consecuencias”, resaltó Néstor Dellamea, secretario de Tránsito municipal.
Resaltó así que los cortes no sólo representan un trastorno para la libre circulación, sino que además provocan severas pérdidas económicas para los comercios. “El transporte público quedó paralizado porque las calles se saturaron y los colectivos no podían transitar. También hubo problemas con una ambulancia que debía llegar al hospital y no pudo, y con otra que debía socorrer a una persona y no podía llegar porque todas las calles estaban cortadas”, relató en declaraciones a Radio Universidad.
El martes, la protesta de remiseros bloqueó las adyacencias del edificio municipal cuando la intendenta Aída Ayala se disponía a abrir las sesiones ordinarias del Concejo. “Es una actitud totalmente intimidatoria e injustificada porque previamente a esto hemos participado de una reunión convocada por el Concejo municipal”, recordó el funcionario al referirse al encuentro del viernes anterior, en el marco de la Comisión de Seguimiento de Taxis y Remises conformada en el seno del cuerpo deliberante.
“Creímos que habíamos acordado seguir trabajando pero nos encontramos con ese hecho, que fue una clara intimidación, cuando además sabían que el Concejo no estaba funcionando sino que era la presentación de la intendenta de las propuestas del año”, analizó el secretario. En ese orden, agregó: “Nos sorprendió porque no era el esquema de trabajo que veníamos teniendo”, al tiempo que reconoció que pese a las diferencias siempre prevaleció el diálogo.
La ordenanza se cumplirá
La medida discutida por los remiseros (el ploteo de los autos de un color uniforme, el verde) otorga un plazo de 180 días para cumplir con la normativa. “El plazo termina en julio y es más que suficiente para que se puedan buscar distintos mecanismos para hacer el ploteo y la pintura”, subrayó Dellamea.
Destacó que la ordenanza -que no fue un proyecto impulsado por el Ejecutivo municipal- establece distintas alternativas, algunas más económicas que otras para cumplir con lo establecido en cuanto al cambio en la imagen de los coches. “La ordenanza fue aprobada en las últimas sesiones de diciembre y casualmente genera este hecho el día de inauguración de sesiones. Por eso no hay un justificativo sobre algo que haya pasado previamente”, insistió.
Los puntos básicos de la nueva legislación (modificaciones a las ordenanzas 7936 y 8485) van más allá de la pintura o ploteo de color verde en las unidades de transporte, ya que además se requerirán aspectos fundamentales como el certificado de buena conducta otorgado por la Policía y el certificado de reincidencias expedido por el Registro Nacional de Reincidencia. Sin esos requisitos, el vehículo no podrá ser habilitado.
“Este es un servicio semipúblico de transporte, que fue fruto de muchas cuestiones en los últimos años y se deformó en su esencia original entre la función de un taxi y un remis”, analizó Dellamea. Por eso sostuvo que “la idea es, de a poco, empezar con medidas que ordenen el sistema”.
Ratificó así que la ordenanza se cumplirá según fue aprobada, pero también la comuna continuará dialogando. “Es una ordenanza, no una decisión unilateral de la señora intendenta”, enfatizó. Dijo en ese orden que el diálogo seguirá abierto, “aunque no en este esquema de intimidación”.
El proyecto alternativo que impulsan los remiseros propone pintar parabrisas, techo y luneta trasera de los autos, lo que representaría sólo el 10 % del costo de lo que sería el pintado total del vehículo (unos seis mil pesos).