Después de años de jugar como lateral derecho, Sergio Ramos volvió a su puesto natural. Como zaguero central desplegó todo su arsenal y, pese a ser uno de los jugadores más subvalorados del plano internacional, se afianzó como pieza clave del Real Madrid
Sin embargo, y al margen de la dupla prácticamente inexpugnable que formó con Pepe, Sergio Ramos se reveló en una faceta inédita: como goleador, fue fundamental en momentos claves para iniciar el camino del Real Madrid primero hacia su décima Champions League, después rumbo a la obtención del Mundial de Clubes.
Después de ganar el partido de ida de semifinales frente al Bayern Munich por apenas 1-0, Real Madrid viajó a Alemania a defender su exigua ventaja. Sin embargo, dos goles de Ramos en apenas cuatro minutos liquidaron la historia para una categórica goleada por 4-0 que selló el pase a la final.
Final de la Champions frente al Atlético de Madrid, una nueva edición del derby español. El Merengue caía desde los 36 minutos por el gol de Diego Godín pero en la última jugada Sergio Ramos se elevó, se adueñó de los cielos e igualó el marcador.
En la prórroga, fue todo del Real Madrid que se llevó el título y quebró la maldición de la décima.
Ya en el Mundial de Clubes, derecho adquirido por haber conquistado la Champions League, el Real Madrid no podía quebrar a San Lorenzo hasta que apareció otra vez Sergio Ramos con un cabezazo letal para vencer a Torrico y encaminar a su equipo hacia un nuevo título.