ARGRA te invita a recorrer 30 años de Fotoperiodismo en Democracia
Hasta el 29 de este mes podes ver la muestra simultánea que se realiza en Resistencia y Corrientes. En un recorrido visual sin desperdicio, de los hechos más trascendentes de las últimas décadas., la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) te invita a recrear momentos capturados por algunos de los reconocidos reporteros gráficos del país.
La exposición puede ser visitada hasta el miércoles 29 de abril en el Centro Cultural Nordeste de Resistencia; en el Centro Cultural Universitario de la Delegación Corrientes, y en el Centro Cultural de la Municipalidad de la Ciudad de Corrientes de Punta Tacuara.
Se trata de dos muestras de fotografías de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA). Presentadas en gran formato, las imágenes fueron compendiadas en dos grandes temas: 30 años. Fotoperiodismo en Democracia y Muestra Anual 2013.
Apunta a reafirmar el compromiso de los reporteros gráficos con la memoria, la verdad y la justicia a partir del archivo privilegiado de los fotoperiodistas que han registrado visualmente estas tres décadas de vida democrática. El objetivo es recordar con imágenes los acontecimientos sociales y políticos más destacados y aportar a la construcción de los imaginarios de una época clave en la historia argentina.
SOBRE ARGRA
La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina se fundó el 4 de septiembre de 1942. El estatuto definía a los reporteros, por “el ejercicio de su profesión” y su relación con los medios periodísticos.
En marzo de 1944, mediante el Decreto Ley 7618/44, se promulga el Estatuto del Periodista, que se perfecciona en la Ley 12.904 de 1946. Eran tiempos fundacionales en materia de derechos laborales, y legislar sobre los derechos de los trabajadores de prensa produjo, al decir del investigador James Cane, “importantísimas consecuencias para la rearticulación de las bases jurídicas e ideológicas de las relaciones entre el Estado, los periodistas y los propietarios de los diarios de circulación masiva.” En su art. 2, la Ley contempla a los reporteros gráficos como trabajadores de prensa. De allí en más, su representación gremial se dirimió dentro de los diversos y sucesivos sindicatos de prensa de todo el país.
Sin embargo, la particularidad de la Asociación como entidad profesional, custodia de la matrícula de los reporteros gráficos, se materializa el 20 de diciembre de 1951, cuando un Decreto de la Secretaría de Información estatuye una credencial que deberá ser reconocida por el Estado, facilitando la labor de sus portadores, y determinando que será la Asociación de Reporteros Gráficos la encargada de administrarla y otorgarla. Las credenciales número 1 y 2 son para Perón y Evita, y en una fotografía de entonces Perón la luce en la solapa, exhibiendo su sonrisa y una cámara Speed Graphic modelo Graphex en la mano.
En 1955 la Asociación y sus dirigentes pagaron muy caro ese estrecho vínculo, y debió pasar una generación entera de reporteros gráficos para obtener la personería jurídica de la Inspección General de Justicia a fines de 1973, con nuevos estatutos que expresaban cierto espíritu de época en sus objetivos societarios. Los tiempos habían cambiado, y vuelto a cambiar, y esa nueva generación resultó diezmada por el terrorismo de Estado inaugurado por la Triple A con el asesinato del fotógrafo Julio Cesar Fumarola, socio de ARGRA, y perfeccionado con el golpe de 1976. Muchos reporteros gráficos padecieron la persecución y el exilio, y dentro del país, una pertinaz represión y censura, traducida como complaciente auto censura en la mayoría de los medios de prensa.
En ese contexto nació, con timidez y coraje, la que sería la marca identificatoria de ARGRA, la Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino. En el año 1981 un grupo de asociados produjo la primera exposición colectiva de fotografía de prensa, cuyo objetivo expreso era dar a conocer “aquello que los medios no pueden (o no quieren) mostrar”. En los dos años siguientes la Muestra saltó los límites de la fotografía y de la misma prensa, para pasar a formar parte de la resistencia que, desde distintos sectores como la lucha gremial, los organismos de DDHH, Teatro Abierto y otros, con diversas metodologías y herramientas, arrinconaban a la dictadura.
El retorno de la democracia significó, para la labor periodística, una apertura temática y legitimación pública sin precedentes, que en el caso del fotoperiodismo se tradujo en la exploración y puesta en imágenes de las secuelas del terrorismo de Estado, y de las contradicciones y fragilidades de la transición. La Muestra Anual se transformó así en hito y lugar de difusión de fotografías icónicas que contribuyeron a otorgar, a la Asociación, un espacio profesional de respeto y construcción colectiva.
La década de los 90, con su saldo de concentración de medios, precarización laboral y hostilidad hacia la labor periodística, culminó para ARGRA en 1997, con el asesinato del socio José Luis Cabezas. Un homicidio, según la definición de la entidad en el juicio a sus responsables, cometido desde la impunidad, para ostentar impunidad y garantizarse impunidad. El crimen de José Luis desató un repudio generalizado y significó, para la Asociación, un esfuerzo institucional y un compromiso sostenido, que culminó con su aceptación como querellante en la causa criminal y la condena de los ejecutores del crimen.
Esta remarcada exposición pública generó un proceso interno profundo y redundó en un fortalecimiento institucional que se expresó en la adquisición de la primera sede social propia, el desarrollo de cursos y seminarios de capacitación y un profundo sentido de pertenencia al colectivo de trabajadores de prensa.
Durante la crisis del 2001 casi medio centenar de reporteros gráficos fueron agredidos o heridos en diversos episodios, pero la producción fotográfica resultó de innegable valor para denunciar y medir la represión desatada. Asimismo, fue la segunda vez que se reconoció personería a la Asociación, para apelar a la intervención judicial, con fines de preservar la integridad física de los socios y la garantía de su labor periodística. La denuncia de los asesinatos de los militantes sociales Kosteki y Santillán, hecha pública mediante fotografías, son la resultante y culminación de este proceso de toma de conciencia colectiva sobre el rol del reportero gráfico.
La última etapa de la Asociación está en consonancia con el período de consolidación del sistema democrático y ampliación de derechos que se inicia en 2003. Las Muestras Anuales de Fotoperiodismo ganan en organización, temática y difusión, y además logran convocar cada vez a más socios de las provincias, a quienes se devuelve la participación mediante muestras itinerantes. La formación profesional también se traslada a distintas regiones que, sumado a otras acciones, amplían la matrícula y la llevan a todo el país.
Esta creciente legitimación impulsa a su vez mayores compromisos con la actividad gremial, la discusión sobre nuevas tecnologías, su impacto en la profesión y una prolongada campaña en busca de mayor respeto por los derechos autorales, incluyendo la reforma de la Ley 11.723. Estas actividades se condensan y complementan con otras, en Encuentros Nacionales donde se privilegia el intercambio, el conocimiento profesional y se discuten, entre colegas de todo el país, estrategias comunes para abordar estos temas desde un ámbito colectivo federal.
Por último, por su vinculación con el presente libro, se destaca la conformación de la FOTOTECA ARGRA, que se plantea como la recopilación, puesta en valor, digitalización y preservación del mayor archivo fotográfico de prensa del país, que se está llevando a cabo con la activa colaboración del Archivo Nacional de la Memoria, y ya comienza a perfilarse como una red con sedes en Viedma y Córdoba, y en breve en Rosario y Tucumán. Su conformación y puesta a disposición de investigadores, docentes y organizaciones sociales, resultarán en beneficio de la conservación y difusión de la memoria colectiva.
La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina es resultado de una larga construcción, empeñada en la defensa de los intereses colectivos de los fotoperiodistas, y en la promoción de una profesión que ha sido ejercida con dignidad y responsabilidad por miles de trabajadores a lo largo y ancho de nuestro país. Esta selección de fotografías es también un homenaje a todos ellos.