Los hechos cotidianos que trascienden a través de la prensa, los que suceden en nuestros barrios, con nuestras amistades, con conocidos o con desconocidos, han hecho que veamos casi como algo cotidiano e inevitable la violencia que nos afecta y nos conmueve.
Niños, adultos, ancianos, mujeres violadas, maltratadas, abusadas, robadas,asesinadas, discriminación, nos ocupan algunos días y luego los olvidamos, esperando cuando ocurrirá la próxima. Durante algunos días denostamos a la justicia, pedimos mayores penas, bajar la edad de imputabilidad, modificar leyes, etc.
Lamentablemente vemos los hechos de violencia aberrantes, de muertes, de inseguridad creciente, . Todo sigue aumentando, la violencia cambió nuestros hábitos. Las sospechas de complicidades políticas y /o policiales no desaparecieron. Hoy todos estamos en peligro, más que antes. Hoy el Gobierno nacional nos propone nuevas “soluciones democratizadoras de la justicia”. Todos estamos de acuerdo que la Justicia necesita importantes mejoras, todos pensamos que debe ser más expeditiva.Todos deberíamos ser iguales ante la ley.
Pienso que la justicia es un derecho que nos asiste a unos pocos, no a las mayorías que se ven excluidas, por formación, por desconocimiento, por falta de dinero, por distancias, por burocracia, por no comprender lo que significan la democracia, las leyes, la Constitución, sus derechos, ni mucho menos lo engorroso de sus fallos. Darle los medios, convertirla realmente en una justicia para todos de verdad sería democratizar la justicia. Pero pretenden todo lo contrario. Dicen que quieren una “justicia democrática” una justicia para todos, una justicia mejor” Eso es lo que dicen con un discurso muy atractivo, tratando de seguir con un engaño que les ha dado muy buen resultado electoralmente. Por lo menos hasta la última elección.
Pero en vez de democratizar la justicia, lo que están buscando es quedarse con todo el poder en manos del gobierno. Ya tienen mayorías obsecuentes y automáticas en la Cámaras de Diputados y Senadores, les falta someter a la justicia, tenerlos amenazados y sometidos a sus designios. Y, aunque muchos no lo comprendan bien todavía, eso nos coloca en más peligro que antes, nos deja en manos de inescrupulosos que con las medidas propuestas van a poder hacer lo que se les ocurra, no sólo políticamente, lo van a poder hacer con la corrupción, que todos sabemos que la inmensa mayoría de las veces permanece impune.
La corrupción impune significa menos salud, menos seguridad, menos trabajo, menos progreso, significa los muertos de Once, significa los muertos de Cromagnón, significa los muertos de las últimas inundaciones, significa que, según el propio Gobernador se pierdan 500 millones de pesos al año en nuestra provincia. Quinientos millones que en alguna oportunidad expliqué por qué estimaba que eran muchísmos más y que entre corrupción y mala aplicación de los recursos, estaríamos hablando de alrededor de 2.000 millones de pesos anuales que se pierden quien sabe dónde, en qué bolsillos. Un dinero que se niega a los maestros, que se niega a la justicia, que se niega a las fuerzas policiales, de la misma manera que se niega la inflación, la inseguridad, el derecho a jubilaciones dignas, el derecho al progreso, el derecho a vivir con dignidad.
Con esta supuesta “democratización de la justicia” lo que se está haciendo es someter al único poder que hoy puede defendernos de los abusos del mismo Gobierno, es darle vía libre para que haga lo que quiera, para que se quede con nuestros bienes, con nuestros derechos y garantías. Están pergueñando una nueva forma de violarnos a todos, de impedir cualquier reclamo. Se están confiriendo a sí mismos la impunidad total, están abusando del estado de derecho, del sistema republicano de gobierno. Están convirtiendo a la democracia de los votos en una absoluta mentira.
Decía Eva Perón que dónde hay una necesidad hay un derecho. Con estas modificaciones que, seguramente, si no nos expresamos con mucha claridad y energía, van a aprobar pese a los reclamos, aprovechando esas mayorías circunstanciales que obtuvieron, pero que saben bien que hoy no obtendrían. Este esbozo de democracia decadente va a quedar absolutamente en ruinas, convertido nuevamente en un totalitarismo autoritario, sin división de poderes, indispensables para la república. Todos nuestros derechos y garantías quedarán en manos de quienes hacen permanente abuso de ellos y las injusticias seguirán en aumento, al igual que las víctimas. Esta vez seremos todos víctimas de una espantosa violación, en todos los sentidos.
Defendamos con uñas y dientes la democracia, que así estaremos defendiendo nuestra propia seguridad, la de nuestras familias, la de nuestros pocos o muchos bienes, la de nuestros trabajos, la de nuestros salarios, la de nuestra seguridad sin atropellos. Estaremos defendiendo nuestra dignidad. No esperemos a convertirnos en esclavos de un gobierno que aspira a la eternidad y a que todos seamos sus rehenes y aplaudidores tontos de sus fechorías y desaciertos .
Buscan imponer una “justicia” que nos atemorice a todos, que no seamos capaces de reclamar por las cosas esenciales que nos pertenecen y sacar de circulación a todos aquellos jueces que, dignamente, se opongan a sus deseos y a todos aquellos que nos quejemos o mostremos rebeldía.
Democratizar la justicia es brindar mejor justicia para todos, no quitarnos la poca que tenemos. No dejemos que nos engañen o será tarde. Y tengamos mucho cuidado, es un proyecto tramposo en todos los sentidos, hasta en los que parecerían mas justos, como por ejemplo el de cobrar el impuesto a las ganancias a los jueces. Ningún trabajador debería pagarlo, es una estafa a los trabajadores que dicen defender, pero en el caso de los jueces es también someterlos a las arbitrariedades del jefe de turno de la Afip, es la posibilidad de imputarles falsos incumplimientos y apartarlos de las causas en que no les interesa que estén. Es someter a la justicia hasta a administradores de cuarta. Es una larga discusión si los jueces deben pagar impuestos, yo creo que no es saludable para la república que lo hagan y no tengo ningún reparo en decirlo. Aunque pueda sonar como algo impopular, es lo que considero corresponde, y no defiendo con ésto a ninguna corporación.
Espero que todos los dirigentes políticos, especialmente quienes están en campaña, aprovechen el contacto con la gente para hacerles notar a lo que nos están queriendo someter. Este no es el ámbito adecuado para extenderme en explicaciones, y lamento que ningún partido político se haya expresado, al menos hasta ahora, orgánica, contundente y claramente sobre este tema tan preocupante y grave.