Necesitamos la Ley del Trabajador/a de las Culturas - EsChaco.com - Resistencia

Frente de Artistas y Trabajadores de las Cultura

Lunes, 21 de marzo de 2016

Necesitamos la Ley del Trabajador/a de las Culturas

Somos artistas y trabajadores de las Culturas, o como decía con belleza y picardía Bagual Fuentes, “agitadores culturales” porque pensamos nuestro arte y trabajo en la trama profunda de nuestra vida comunitaria y agitar equivale a transformar y transformarnos con y por los otros. Por eso queremos manifestar, en primer lugar, que necesitamos que se concrete lo antes posible, la Ley del Trabajador y la Trabajadora de las Culturas del Chaco. Porque es un viejo anhelo de nuestro sector, porque su proyecto es el resultado de un debate y una creación colectiva en octubre de 2009, durante el 2° Congreso Provincial de Cultura.

Porque las culturas constituyen derechos humanos y por lo tanto el Estado es el Garante Indelegable de su cumplimiento. Porque conseguimos en el 2008 nuestra Ley Provincial de Cultura que convirtió la vieja Subsecretaria en el Instituto Provincial de Cultura, porque nunca como antes se expandió en todo el territorio chaqueño una infraestructura cultural diversa y de calidad, así como también programas y acciones que incrementaron considerablemente nuestro patrimonio cultural material e inmaterial. Pero no podemos seguir aspirando a nuestro desarrollo y crecimiento cultural como provincia si no dignificamos las condiciones laborales de todas y todos quienes diariamente sostenemos con nuestro trabajo los cimientos de la creación cultural institucional.

Por eso recordamos al Sr. Gobernador su compromiso de campaña de impulsar el debate y sanción de dicha ley. En tal sentido, necesitamos que el próximo 1 de Mayo nuestro proyecto de Ley del Trabajador y la Trabajadora de las Culturas tenga al menos estado parlamentario.
Nos comprometemos también a debatir con los artistas y trabajadores de las Culturas que realizan sus tareas de modo independiente, autogestivo o privado, la o las normas legislativas que sean necesarias para la dignificación de sus –nuestros- trabajos.

Asimismo convocamos fraternalmente a todos y todas quienes trabajan en y por las culturas –dentro y fuera del Estado, de modo independiente, autogestivo o privado- para debatir en el año de nuestro Bicentenario Independentista, un Plan Estratégico de Desarrollo Cultural del Chaco para los próximos diez años, desde una participación respetuosa de la pluralidad y diversidad cultural, lingüística, étnica y de género.

Pero como la cultura o su enunciación en plural es demasiado importante como para que sólo discutamos de y sobre ella/s quienes trabajamos específicamente en alguna de sus tantas disciplinas, queremos que tal discusión atraviese a la sociedad chaqueña. Porque no queremos ni podemos mirarnos al ombligo mientras el conjunto del pueblo argentino experimenta por estos días un notable retroceso en sus derechos y poder adquisitivo. Porque cuando hablamos de desarrollo cultural nos estamos refiriendo a qué clase de desarrollo político, económico y social queremos como provincia y como Nación.

Porque guardamos en nuestra memoria chaqueña y nordestina que en el 2001 un par de Fundaciones que daban ideas y letras al Saqueo Nacional habían calificado al Chaco y a las provincias del NEA con tres letras: UGI (Unidad Geoeconómica Inviable). Por eso es que no quisimos ni queremos silenciar nuestras ideas y voces en un tiempo histórico y político de profunda mutación de los sentidos que les damos a nuestros modos de vida comunitarios.

A pocos días de conmemorarse el 40 aniversario del comienzo de la infausta dictadura cívico-militar que representó en nuestro país la instauración a sangre y fuego del neoliberalimo, queremos compartir con ustedes, comprovincianas y comprovincianos de nuestro común hogar Chaco, nuestras reflexiones, preocupaciones y propuestas ante los graves hechos que conmueven nuestras vidas colectivas e individuales como ciudadanos de una Nación Sudamericana y de una Provincia del Norte Argentino. Porque sufrimos hoy, esta vez bajo un gobierno democrático, un segundo proceso de reorganización nacional signado por una restauración neoliberal cuyo objetivo central –y primeros resultados evidentes- es la brutal transferencia, vía devaluación, de la renta nacional desde los sectores populares, trabajadores, pequeños y medianos comerciantes, industriales y productores, hacia los grupos más concentrados agroexportadores y del capital financiero transnacional.

Porque para imponerse dicha restauración necesita reactualizar lo que Rodolfo Walsh definiera en otro marzo pero del ’77, en su ejemplar “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”, como “el Proyecto de la Miseria Planificada”, “la mayor violación a los derechos humanos” a la que puede someterse al pueblo argentino.

Porque dicho proyecto se está expresando en los primeros 100 días de gobierno macrista en revancha clasista, ideológica y política a través de despidos humillantes masivos que primero se producen en el Estado Nacional y en buena parte de los provinciales y municipales y luego se reproducen en los sectores privados, atentos a las señales de un gobierno que los estimula (se estiman en total más de 110 mil nuevos desempleados). Porque se expresa arrasando los derechos y legislaciones que más beneficiaron a las grandes mayorías en los últimos doce años. Porque para hacerlo están destruyendo al Estado como garante del cumplimiento de esos derechos y legislaciones mediante la desaparición o desfuncionalización de áreas enteras relacionales a la educación y la salud pública, la economía social, la vivienda popular, agricultura familiar, el desarrollo de la industria, la ciencia y la tecnología autónomas y los controles del comercio exterior y las finanzas. Es la hora del reino del Mercado y de sus corporaciones, la Ceocracia.

Estigmatizar al Estado, bendecir al Mercado, tal como hicieron la dictadura del ’76 y los Gobiernos de Menem y De la Rúa; condenar a la política, la militancia y los sujetos colectivos como los hechos malditos del Poder travestido de sector “sano” y “decente” de la Nación que vela por la República, para transformar sustantivamente la conciencia social, para que no vuelva a creerse que es posible transformar la realidad en todo aquello que ésta tenga de injusto, para que no vuelva a ocurrir que jóvenes y sectores populares y de clase media se vuelquen a la política como la tarea más noble y solidaria de compromiso con y por los otros. He aquí la clave fundamental de este proyecto de gobierno que estamos padeciendo: su lado b, la dimensión cultural. Porque no puede transformarse estructuralmente la política económica y social de un país como el nuestro si no se transforma drásticamente su cultura (no hay colonización política y económica sin colonización cultural).

Escribimos con tristeza, dolor y bronca, pero también con y desde la pasión y profunda convicción de que si la historia es la política del pasado, la política es la historia del presente, de que no hay entonces páginas ya escritas, de que las debemos escribir colectivamente y de que ese es nuestro mejor homenaje a nuestras compañeras y compañeros desaparecidos y nuestras y nuestros compatriotas que hoy padecen toda clase de atropellos, persecuciones ideológicas, maltratos y despidos en nombre de la superación de una grieta que se abrió en nuestra historia –como en la historia de la humanidad- desde su misma fundación, porque mientras un sector de los incluidos sólo hablaba de la libertad de los que estaban dentro, otro sector y proyecto buscaba la inclusión y reconocimiento de los que estaban afuera, a la intemperie, los esclavos, los incontables de la historia, los descamisados, los negros, los indios, los nieri. De eso se trata la democracia republicana. De la síntesis entre igualdad y libertad individual y colectiva. No de su oposición.

• Podrán leer la Carta completa en el siguiente espacio: http://bit.ly/1Rb3Jmo