Domingo, 18 de Mayo de 2025
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HOMENAJES AL PERRO DE RESISTENCIA
Sábado, 18 de mayo de 2013
Cuarta huella de Fernando en el Social con homenaje de Alumnos del Piacentini
Profesores y alumnos del colegio integral “Carlos Primo López Piacentini” realizaron un particular homenaje al perro Fernando durante la inauguración de la cuarta huella que se encuentra en la vereda del Club Social de Resistencia.




Organizado por el Municipio Capitalino y en el marco de la serie de actividades en el mes que se cumple 50 años de la desaparición de la mascota de la ciudad, esta institución educativa privada reconoció el paso de Fernando con palabras alegóricas, recordando en especial su particular inclinación hacia eventos sociales y culturales que lo hizo único.

Como broche de oro de este acontecimiento y resumiendo el gusto musical de Fernando, las alumnas Florencia Santa Cruz y María Zamparo brindaron un mini concierto en el Social tocando el piano y la flauta para interpretar la obra ”Siciliano y la inmortal “Balada para un loco”.

Del evento participaron, entre otros, losDelgado, Alicia Ogara y Viviana Rojas Nigra, la Secretaria General Matilde Campias, la diputada mandato cumplido Marilyn Cristófani, el vicepresidente del Fogón de los Arrieros Marcelo Gustin y el profesor Mario Goyoaga, director del Colegio Integral “Carlos Primo López Piacentini”.



Quien era Fernando

Fernando era un perrito blanco, chico, que en 1951 entró al bar “Los Bancos”, frente a la plaza y se acercó a Fernando Ortiz, cantor de una orquesta, a quien luego siguió hasta el hotel Colón, donde vivía. Amaneció bajo su cama. El perro pasó a dormir detrás del piano donde tocaba y no se separaba de él. En una reunión de artistas se sentó junto a Ortiz y entonces los músicos y mozos le pusieron su nombre, “Fernando”.


Le gustaban los picantes y el azúcar. En la amistad era como los humanos. Tenía amigos en todos lados, pero los elegía. Desayunaba café con leche y medialunas con el gerente del Banco Nación. Comía en “El Madrileño”, junto al Sorocabana. La siesta la hacía en casa del doctor Reggiardo o en el Club Progreso. Por la noche recorría lugares y se acercaba a donde hubiera música. Visitaba el atelier de un gran pintor, René Brusseau o el del escultor Víctor Marchese, autor de la figura colocada sobre su tumba, en la puerta del Fogón de los Arrieros, lugar que visitaba asiduamente. También asistía a las actuaciones del Coro Polifónico, dirigido por Yolanda Perenno de Elizondo, entrando por el acceso de los artistas. En cada campaña de vacunación tenía la chapa número 1.
Era un perro bohemio, con miles de anécdotas. Murió el 28 de mayo de 1963. Fue sepultado el día siguiente a las 19 horas.



Sus huellas

En esta serie de homenajes y recordación, se instaló su primera huella en la esquina de Casa de Gobierno, la segunda en el centro de la Plaza 25 de Mayo, la tercera en la puerta del ex bar La Estrella, hoy Viejo Café, y la cuarta ahora en el Club Social, todos lugares frecuentados por el perro más famoso de la ciudad.

Su quinta huella estará en la vereda del Guido Miranda, la sexta en la Municipalidad de Resistencia y la séptima en el Fogón de los Arrieros, su hogar eterno.


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