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Por Jorge Capitanich
Lunes, 7 de mayo de 2018
Esta película ya la vimos
El gobierno nacional, desde el 10 de diciembre de 2015, aplicó un programa económico de base neoliberal para lograr la “inserción de la Argentina en el mundo” mediante un modelo de endeudamiento acelerado, liberalización del flujo financiero sin restricciones de ingresos y salidas de capitales, desregulación económica y aumento sistemático de las tarifas públicas.

La contrapartida del modelo fue reducir jubilaciones, ingresos del sistema de seguridad social y flexibilización laboral con el objeto de pulverizar salarios de la economía formal y aumentar los grados de exclusión social y la fijación de los ingresos informales de las personas.

La combinación de salarios bajos y tarifas altas es letal. Del mismo modo que la liberalización del flujo financiero y el endeudamiento acelerado aumentan la volatilidad extrema de la economía en el control básico de las variables.Dolarizaron las tarifas de servicios públicos y de combustibles, abrieron indiscriminadamente las importaciones, destruyeron 70000 empleos industriales y consolidaron la extrema vulnerabilidad de la economía argentina.



Algunos interrogantes

La pregunta es la siguiente: ¿dónde está la emisión de 150.000 millones de dólares (suma total de deuda en diferentes monedas)? ¿Dónde ésta la reducción de la inflación (proyección de 90 % en tres años de Cambiemos)? ¿Dónde está la solución del problema energético (10000 millones de dólares acumulados de importación y reducción del 20% de producción de petróleo con disminución de exploración y explotación de YPF?

Lo cierto es que frente a una corrida cambiaria, el “mejor equipo de los últimos 50 años” no tuvo mejor idea de aplicar en forma combinada tres opciones que se utilizan como alternativas: a) liquidar reservas, b) depreciación de la moneda de curso legal (peso), c) aumentar la tasa de interés.



Las consecuencias

Veamos las consecuencias: a) reducción de reservas por 7300 millones de dólares, b) depreciación del peso a más del 17 % (la devaluación más alta del mundo en 2018), c) fuga de capitales acumulada por 65000 millones de dólares en 28 meses), d) tasa de interés de 40 % (la más alta del mundo, lo sigue Irán con 17 % y Egipto), e) inflación proyectada de 25 % (de los cuatro países con más alta inflación en el mundo), e) el mayor endeudamiento del mundo entre países emergentes en el período 2016-2018 seguidos por Arabia Saudita (la mitad con 30000 millones de dólares) y luego Indonesia (en este registro no se incorpora otras deudas en mercados y monedas diferentes).

Las reservas líquidas descontando operaciones de swaps de monedas y depósitos en entidades financieras (posición general de moneda extranjera del sistema financiero) alcanzan a 33000 millones de dólares. Emitieron Lebacs en forma alevosa cuyo vencimiento para el 15 de mayo supera los 650000 millones de pesos capitalizando intereses de corto plazo por incapacidad de cancelación, facilitando el “carrytrade” con el objeto de que sus amigos de la banca extranjera internacional (JP Morgan) hagan pingüe negocios con dólar barato de corto plazo restituyendo ahora operaciones de dólar futuro que antes habían denunciado.



Variables macroeconómicas que se desploman

Las tres variables macroeconómicas que son esenciales en la demanda agregada, (es decir, consumo, inversión y exportaciones) están desplomándose por varias cuestiones. El consumo por tarifazo, desempleo, aumento de informalidad y caída del salario real. La inversión por las tasas de interés, depresión del mercado interno y falta de rentabilidad. Las exportaciones por un escenario internacional complejo y por el comportamiento volátil del tipo de cambio conjuntamente con restricciones en la matriz productiva en materia de diversificación de mercados.

El escenario internacional indica tasas de interés en alza (puede estar 3,25 % en tercer trimestre), lo cual implica “salto a la calidad” respecto de inversores financieros internacionales respecto a países emergentes. La desregulación total del mercado financiero y de bienes con déficit fiscal primario y financiero y déficit comercial y de cuenta corriente es una conducta francamente suicida.

El problema es que no se suicidan los autores intelectuales y materiales, sino que inducen a la muerte a muchos argentinos.Pretender contener la corrida cambiaria con restricciones fiscales y ajuste salarial agudiza las tensiones sociales y hace insostenible cualquier medida, por lo tanto, la vulnerabilidad aumenta con el transcurso del tiempo. ¿O acaso no recuerdan el “déficit cero”de Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo en el año 2001?

Pretendieron ocultar un déficit superior a 9 % del PIB incluyendo el déficit “cuasi fiscal”. Se jactaron de controlar el mercado financiero y nos metieron en un entramado complejo que tendrá impacto en mayor inflación, incremento de desempleo, reducción del salario real, incapacidad de cumplir los servicios de la deuda pública, caída del PIB, agudización de la desigualdad en la distribución del ingreso y mayor volatilidad y vulnerabilidad externa.

El déficit de cuenta corriente alcanzó a casi 5 % del PIB el año 2017 con una cifra cercana a 30000 millones de dólares, el déficit comercial 8500 millones de dólares. La cuenta capital fue deficitaria en otros 30000 millones de dólares. Los pasivos monetarios duplican las reservas del BCRA que se engrosaron vía endeudamiento externo para financiar la fuga de capitales.

Pero el pueblo argentino no debe olvidarse de quienes fueron cómplices. De los que pactaron con este gobierno para “asegurar gobernabilidad” y hoy quieren aparecer como la variante prolija del modelo neoliberal injusto y regresivo. Son los mismos de siempre. Son las mismas caras. Esta película ya la vimos. Y es de terror.







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