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EN EL CENTRO DE CONVENCIONES GALA
Jueves, 16 de agosto de 2018
23° Foro: el vínculo entre el amor y los libros fue el tema de la primera mesa
El amor, los libros y la literatura. Ese vínculo tan fuerte y profundo fue el tema principal de la primera mesa del 23° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura que comenzó este miércoles en el Centro de Convenciones Gala y que se desarrollará hasta el sábado en Resistencia

“¿Qué me van a hablar de amor? Lectura y huellas afectivas” fue el título del panel que estuvo compuesto por Sylvia Iparraguirre, Laura Escudero Tobler, Yuri Soria Galvarro y Julián López.

Narradora, ensayista, filóloga y docente de la Universidad de Buenos Aires, Sylvia Iparraguirre (nacida en Junín y viuda del escritor Abelardo Castillo) contó que “todo aquel que nos acerca un libro ya tiene un gesto amoroso que uno recibe inadvertidamente”. “Con el tiempo uno se da cuenta de eso”, dijo.

“La ficción es un elemento constitutivo del ser humano. Eso lo vivimos desde la infancia. A los chicos les gusta que le lean cuentos y la fascinación de las historias inventadas”, señaló.

Iparraguirre leyó algunos pasajes de su último y más personal libro: “La vida invisible”. “La lectura fue para mí una experiencia vital, no condicionada por nada. Su poder mayor es el poder de suspensión de la realidad reinante. Era dueña de ir y venir por esos mundos. A la lectura la asocié con la libertad”, contó.

La escritora cordobesa, Laura Escudero Tobler, máster en Promoción de la Lectura de la Universidad de Castilla-La Mancha (CEPLI) y Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2015 otorgado por la Fundación Para las Letras Mexicanas, habló sobre el principio poético que tenemos cada uno de los seres humanos, y cómo hay que tratar de no olvidar ese inicio lleno de fascinación y confianza en los demás.

“Todas y todos deberíamos venir de un acto poético. Es decir del deseo”, sostuvo Escudero Tobler. Y añadió que ese inicio es “un principio poético”. “Una voz me dio la bienvenida al mundo. El acto amoroso inaugural fue una secuencia de sonidos engarzados en el aire por una voz humana que anticipó un lugar en la comunidad. No estaba sola.

El lazo sonoro, esa marca, también fue un lazo de confianza. Para poder vivir, al principio, hay que creer en los demás, en algún otro que haga el camino a los otros y a las cosas”, señaló.
“Hay que creer en una voz que ama, que da confianza. El iluminismo y la codicia racional olvidan la belleza de la creencia.

El deseo escapa al cálculo y es sorpresivo, furtivo. Los fanáticos del saber domesticable olvidan que la razón apoya su arquitectura sobre la materia poética. Nadie accede a la razón sin sustrato de creencias”, sostuvo.

Y añadió: “Se escribe y se lee con el cuerpo para escribir y leer después”.
Radicado en Chile, el escritor, narrador y poeta boliviano Yuri Soria Galvarro dedicó su ponencia al estado actual del amor por el libro en el país de Pablo Neruda.

En este sentido, Soria Galvarro comentó los resultados de una encuesta hecha por el Ministerio de Educación chileno donde colocaban en el séptimo lugar a la lectura como opción para ocupar el tiempo libre de las personas. En primer lugar quedó la televisión, en segundo escuchar radio y en tercero navegar por internet.

Además señaló que tanto niños como adultos leen poco, casi sin diferencias. En cuanto a la cantidad de tiempo dedicado a la lectura, un 51% de los consultados dijo que no lee nada, un 10% dice que lee menos de 30 minutos y quienes realmente leen mucho sólo son un 4%.

Como propuesta para mejorar los índices de lectura, propuso que el Estado tenga una política de rebaja de impuestos para los libros y señaló que debería eliminarse la evaluación de la lectura a los alumnos en los colegios.
Por otra parte valoró el Plan Nacional de Lectura que aplica el gobierno de Chile; la biblioteca pública digital, que acerca libros digitalizados a través de internet y las librerías populares que próximamente se aplicarán en algunas comunas, con libros a precios promocionales.
“Acercar los libros a los ciudadanos es un deber del Estado porque la lectura es un derecho social”, sostuvo. “En la medida en que los ciudadanos demanden más lecturas su condición mejorará”, afirmó.

El escritor Julián López leyó un texto donde recordaba a una muy estricta profesora de castellano a quien odiaba profundamente. Era el segundo año de la secundaria, en plena dictadura de Videla, Masera y compañía. Sin embargo, fue esa mujer quien le dio a leer un libro que le cambió su percepción del mundo: “Las Ruinas Circulares”, de Jorge Luis Borges.

“Me deslumbró, me angustió, me llenó de incógnitas”, contó. “Y todas las cuestiones que me pasan y nos pasan cuando me animo a prestarme el desafío de verme con otras, otros u otres”, dijo.
Para López, “el aula fue el ámbito de despliegue que me iba a construir para siempre: el vínculo del libro conmigo”.

En este sentido, defendió los escenarios en donde se puede leer en voz alta.
“Creo que los espacios en donde se comparten lectura son lugares de nuevas miradas”, sostuvo. “Pienso que hay que defender esos espacios como las aulas y los espacios literarios, el bondi, el subte y la cama, como lugar de lectura compartida”, añadió.



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