Investigan como homicidio el caso del nene atrapado en un pozo de España
El domingo 13 de enero, Julen, un nene de dos años, se aleja para jugar en el campo mientras sus padres, José Ramallo y Victoria García, preparan una paella en la chacra a medio construir del novio de la prima de él en Málaga, España. Eran las 13.57. Según la declaración a la Guardia Civil, la madre está con el nene, pero recibe una llamada de trabajo y lo deja a cuidado del padre. Ahí Julen corre y se cae en un pozo de más de 100 metros de profundidad y 25 centímetros de ancho que se utiliza para buscar agua
El caso conmovió al mundo. Ese pozo era ilegal y tras el hallazgo sin vida de Julen, el viernes pasado, el dueño de la parcela podría ser imputado por homicidio por imprudencia. La figura corresponde al artículo 142 del Código Penal español. La pena podría ser de 4 años de cárcel.
causa se abrió en el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga el mismo 13 de enero. Ahora hay una única línea de investigación: la responsabilidad por ese pozo que se había perforado sin permiso el 20 de diciembre y que además estaba al descubierto.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil española se centró en comprobar si se habían solicitado los permisos para la perforación, si éste se selló correctamente y si el dueño de la parcela pidió autorización para el rebaje y el movimiento de tierra que allí se llevó a cabo, y que pudo ser la causa de que el sellado -que el pocero asegura haber hecho con una roca- desapareciera. La conclusión, según detalla Diario Sur, fue que no habían tramitado los permisos correspondientes en ninguno de los casos. En una investigación por “homicidio imprudente”, como el lunes publicó El Mundo, “la calificación puede variar ante cualquier avance en las pesquisas o en los resultados de los estudios complementarios a la autopsia, que se espera puedan estar antes de un mes”.
Todavía queda por determinar si esa imprudencia es grave (pena de uno a cuatro años de prisión) o leve (de tres a 18 meses de multa), a lo que se sumaría la responsabilidad civil, que también iría en dos vías: la indemnización a los padres y el costo del operativo de búsqueda, que fue millonario.
Tras 13 días de un operativo sin precedentes para rescatarlo, en el que trabajaron más de 300 personas en una obra de ingeniería que se complicaba a cada centímetro, los mineros ascendieron en la cápsula con el cuerpo del nene. Se estima que Julen murió el mismo día en que cayó al pozo. Su caída fue “libre y rápida”.
Pese a que por WhatsApp se planteaba que Julen no estaba en el pozo, las autoridades malagueñas jamás siguieron esa hipótesis. La presencia del nene fue probada a través del análisis del ADN de los pelos que el robot encontró en el pozo y fue cotejado con el de sus padres. Además, hubo otra testigo. La prima del padre, que lo vio caer y, según cuenta, “con los brazos hacia arriba”.