Tras agonizar poco más de una semana después segundo paro que sufrió en la madrugada del 23 de julio, el pequeño correntino que había recibido un trasplante de corazón a principios de junio. Dolor y consternación en todo el país.
Luchó con todas sus fuerzas, pero no pudo ser. Su corazón dijo basta. Renzo Salvatore, el pequeño correntino que tuvo en vilo a todo el país en estos meses, falleció hoy en el Hospital de Pediatría “Juan P. Garrahan”, donde permanecía internado desde julio del año pasado por una patología cardíaca que desembocó en un trasplante del que nunca pudo evolucionar satisfactoriamente.
La salud del “leoncito”, como cariñosamente lo apodaron las enfermeras que lo cuidaban en la UCI 35, había desmejorado notablemente desde el segundo paro que sufrió el 23 de julio último. Además del compromiso cardiovascular, por la “disfunción ventricular” corroborada mediante un cateterismo, Renzo presentaba un compromiso neurológico que tornó imposible su recuperación.
En el medio el pequeño pasó por todo. Desde su miocardio no compactado (MNC), la enfermedad congénita que le fue diagnosticada en la octava semana de gestación, hasta el corazón artificial Berlin Heart al que debió ser conectado en octubre del año pasado, cuando el suyo -gravemente enfermo- dijo basta.
Luego, en noviembre, un infarto cerebral comprometió aún más su situación y en marzo de este año un tromboembolismo pulmonar agudizó sus problemas respiratorios. Sin embargo, el pequeño dio pelea y se sobrepuso a los dos incidentes.
Parecía que podría arrebatarle la partida al destino cuando en la tarde del sábado 1° de junio se conoció la noticia de que había aparecido el corazón que tanto necesitaba. Fueron casi 18 horas de cirugía con el país entero dentro del quirófano monitoreando los delicados movimientos del bisturí. Del quirófano, Renzo salió conectado al ECMO, el circuito venoarterial al que debió permanecer conectado otros 10 días agitando entre los médicos que lo trataban la posibilidad de un rechazo al corazón trasplantado.
Esos mismos fantasmas reaparecieron en la madrugada fatídica del martes 20 de junio cuando sufrió su primer paro. Todo volvió a foja cero. Renzo nuevamente intubado y con medidas de soporte vital.
El “leoncito” continuó, sin embargo, peleándola y, poco a poco, comenzó a recuperarse. “El es un luchador y con cada avance que tiene nos da una gran lección de vida”, escribió su papá, Haroldo Antonelli, por esos días en su cuenta de Facebook refiriéndose al espíritu de lucha de su hijo. Pero llegó ese segundo paro –otra vez de madrugada, otra vez un martes- y la suerte quedó echada. Las cadenas de oración se multiplicaron por todo el territorio nacional esperando por un milagro que no pudo ser.
Se fue Renzo, el país llora por él. Queda su lección de vida y de lucha. De cada uno depende asimilarla.