Batalla cultural: Zdero quiere eliminar el nombre “Néstor Kirchner” del Hospital de Villa Río Bermejito - EsChaco.com - Resistencia

Por Cristian Muriel para Eschaco

Lunes, 13 de mayo de 2024

Batalla cultural: Zdero quiere eliminar el nombre “Néstor Kirchner” del Hospital de Villa Río Bermejito

El proyecto de ley que presentó este lunes el bloque Juntos por el Cambio propone en su lugar ponerle al nosocomio el nombre de un médico militar y habría surgido “de la comunidad”, con todo y que el hospital fue construido en 2012 por el gobierno de Jorge Capitanich poco después de inaugurar otros dos en Fuerte Esperanza y Los Frentones.

El intento de cancelación no tiene nada de nuevo. Las iniciativas para borrar de la historia reciente al expresidente arrancaron con el gobierno de Mauricio Macri y en poco tiempo se multiplicaron por el país. En 2018, en Tucumán, un diputado propuso retirarlo “de todo establecimiento, bien de dominio público provincial, sea mueble o inmueble”. También pasó en Mendoza y en Buenos Aires. Más recientemente, la vicepresidenta Victoria Villarruel ordenó quitar un busto de Kirchner del Salón de las Provincias del Senado, y hace poco Milei lo desapareció del “CCK”, ahora denominado “Palacio Libertad”.

El deseo odiante de la derecha pretende poner en caja a la sociedad, darle una lección inolvidable obligándola a olvidar. Pero Michel Foucault, mucho antes de que los grupos de tarea parlamentarios de Zdero redactaran sus recetas de cocina para vigilar y castigar, apuntaba : “Cuando yo hablo de ‘sociedad disciplinaria’ no hay que entender ‘sociedad disciplinada’”. Una cosa son las “tecnologías del poder”, y otra sus posibilidades de éxito.

En 213 a.C. Shih Huang Ti, autoproclamado “primer emperador”, ordenó quemar todos los libros de China y marcar con un hierro caliente en el rostro a quienes ocultaran ejemplares. Siglos de tradición taoísta y confusionista alimentaron las llamas de esa locura mesiánica. Borges lo refleja en “La muralla y los libros”: “Tres mil años de cronología tenían los chinos (y en esos años, el emperador Amarillo y Chuang Tzu, y Confucio y Lao Tzu), cuando Shih Huang Ti ordenó que la historia comenzara con él”. El plan del “primer emperador” fracasó, pero el daño estaba hecho.

De más está decir que la desesperación de Zdero por poner distracciones permanentes en la agenda para esconder su incapacidad de gestión están a la orden del día. Pero en el fondo, más allá de la polémica que generen estas acciones, hay una impotencia escandalosa que se resume en la siguiente frase: “Si no podemos construir nuestros propios hospitales, al menos borremos la huella de quienes sí lo hicieron”.

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