Crisis del agua en Pampa del Infierno: Indignación y desesperación de los vecinos
En redes sociales y medios de prensa, los residentes de la localidad manifestaron su rechazo a la gestión del recurso hídrico escaso por parte del municipio local. Aseguran que hay falta de planificación, favoritismos e incompetencia de los funcionarios.
La crisis del agua en Pampa del Infierno sigue generando indignación entre los vecinos, quienes deben enfrentar interminables filas en la municipalidad para solicitar o comprar algunos litros en medio de temperaturas extremas.
La falta de planificación y respuestas efectivas por parte de las autoridades ha exacerbado el problema, generando quejas por la ineficiencia en la distribución del recurso y la mala atención del personal de la comuna.
En redes sociales, los vecinos se han expresado al respecto poniendo de manifiesto su enojo y nerviosismo, especialmente en torno a la intendenta local Glenda Seifert, aliada del gobierno provincial.
Alicia Barrionuevo denunció la precariedad del sistema, afirmando que "te venden una vez por mes, y mi papá no tiene quién lo anote por su problema, así que tiene que ir igual para amanecer". Esta situación se repite con numerosas familias que dependen del agua suministrada por la municipalidad, pero deben pasar largas horas esperando ser atendidas.
Maria Ester expresó su indignación ante el manejo de la crisis: "¡La verdad indigna esto! No pueden ser tan incompetentes, que por tener un carguito en la municipalidad se crean que gobiernan el mundo. Hay gente enferma de verdad y al no tener los recursos para ir a amanecer, no pueden obtener el agua que es tan necesaria para el día a día".
La falta de soluciones también generó el reclamo de Carla Ebbez, quien señaló que "la municipalidad debería trabajar para el bienestar de las personas que viven en su territorio y brindar los servicios básicos. Para eso votaron, y lo que la gente quiere es una mejor organización para anotarse en una necesidad que no todos pueden pagar".
Por su parte, Nancy Elizabeth Arias denunció la injusticia del sistema de distribución: "Te anotan una sola vez por mes, pero hay gente que a veces no tiene ni para comer, mucho menos para comprar agua. No se dan cuenta de que hay muchas familias con chicos, y con el calor que hace, 2 mil litros de agua no alcanzan para un mes".
Esta realidad se agrava con el testimonio de Débora Montenegro, quien relató que "tenés que ir a las 3 o 4 de la mañana a hacer la cola. A tal hora te dan número, y después, si tienen ganas, te atienden. Varias veces, por decir las cosas como son, no me llevaron el agua y me sacaban de la lista".
Otros vecinos, como Lolo Rodríguez, criticaron el destino de los fondos municipales, señalando que mientras "se gastan dinero en flores y festivales, la gente con olas de calor no tiene agua corriente". Liliana Fero resumió el sentimiento generalizado con una frase contundente: "Es el colmo. Encima, un solo día a la semana tenés que plantarte para conseguir agua".
Las autoridades locales han guardado silencio sobre estas denuncias, mientras el problema del agua persiste y la comunidad continúa exigiendo soluciones. La situación refleja una crisis estructural en la gestión del recurso hídrico, donde los vecinos no solo enfrentan el calor extremo, sino también la desidia burocrática que los obliga a soportar condiciones indignas para acceder a un derecho fundamental.