Este 24 de marzo no es un día más. Además de ser el Día de la Memoria, para recordar con justicia la verdad de lo ocurrido en nuestra historia, además de recordar los 38 años del inicio de la dictadura cívico-militar que pusiera fin al gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, es el primer 24 de marzo en el cual no están vivos los responsables militares de aquel genocidio y no está vivo uno de los máximos responsables civiles de las medidas económicas que se llevaron adelante en nuestro país durante aquella negra noche de la historia.
Como corresponde a un país civilizado, dos de los máximos responsables de la dictadura genocida -Videla y Massera-, murieron en la cárcel, luego de haber sido condenados por jueces de la democracia, con derecho a defensa; defensa que ellos jamás le otorgaron a quienes por su sola voluntad decidieron condenar. El tercero -Agosti- murió en libertad, pese ha haber sido condenado junto a los anteriores, por el indulto inconstitucional firmado por Carlos Menem. Y Martínez de Hoz murió en libertad, pese a estar enjuiciado, por la lentitud de la justicia argentina.
Desde la Corriente Agraria Nacional y Popular reivindicamos y respaldamos un gobierno que hizo posible que los responsables de haberse adueñado del Estado sean juzgados: 123 procesos penales, 1.135 procesados, 520 represores que han sido encarcelados y están purgando sus culpas, 114 de ellos con condena firme. Pero lo que distingue esta búsqueda de la verdad, que nos diferencia de lo sucedido en otros países, es que se está avanzando en juzgar a los responsables civiles de delitos económicos sucedidos durante ese proceso, a quienes se beneficiaron económicamente durante esa dictadura; son también juzgados cuatro ex jueces federales.
En esta fecha, desde la CANPO reivindicamos y continuamos la lucha de centenares de campesinos que dieron su vida por el compromiso de lograr que los productores reciban un precio justo por sus productos, tengan acceso a la tierra, tengan acceso a los derechos que hacen al bien vivir en el campo. A 38 años del inicio de uno de los capítulos más tenebrosos de nuestra historia, se está haciendo realidad el sueño de aquellos jóvenes: justicia, solidaridad, equidad; hoy tenemos la obligación de continuar trabajando para seguir afirmando esas conquistas.
Las injusticias de hoy son consecuencia de las injusticias de ayer, por eso la importancia de nuestra Memoria, la necesidad de asumir conscientemente la verdad, de identificar a los responsables del orden injusto impuesto, para desde allí, ser capaces de construir democráticamente una sociedad más justa, solidaria y humana. Solamente ejerciendo la democracia, aprenderemos a ser democráticos.
Por un NUNCA MAS a regímenes dictatoriales y la profundización del proceso democrático. La memoria nos hace libres, la justicia nos hace dignos.