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EN EL HOSPITAL PERRANDO
Domingo, 10 de marzo de 2013
Joven de Sáenz Peña transplantada dio a luz a gemelos 
Mariana Toledo es joven. Con apenas 23 años -recién cumplidos- es protagonista de una vida llena de avatares pero también de alegrías. Su nombre y su historia quedarán por siempre grabados en los archivos de la Unidad de Trasplante Renal del Hospital Perrando. Allí no sólo fue la primera paciente receptora de un riñón proveniente de un donante vivo (su madre), sino que además, hace una semana, se convirtió en la primera trasplantada en dar a luz.



Portadora de un mensaje esperanzador, la chica oriunda de Sáenz Peña contó a NORTE la experiencia, su lucha y la expectativa que la enfrenta a una nueva vida.

Mariana Toledo es la misma que hace dos años también dejó en estas páginas un mensaje conmovedor: “Nunca hay que bajar los brazos y hay que creer en los sueños. Desde chica siempre soñaba que un día todo iba a cambiar y que para mí habría otro tipo de vida. Y ahora la estoy viviendo. Por eso, no se olviden de soñar porque los sueños se cumplen”, fueron sus palabras. Por entonces, tenía 21 años y era una de las historias elegidas para transmitir esa esperanza de una nueva vida a partir del trasplante. “Me imagino la vida más feliz posible para ellos, llena de amor. Y también seguir cuidando mi riñón”, relata hoy, desde la habitación 316 de la Pastilla 5 (Maternidad), en el primer piso del hospital Perrando.
Es martes y ella ya tiene el alta, pero sus dos bebés recién nacidos aún permanecen en observación, aunque ambos nacieron saludables y con buen peso. Isabella Graciel llegó al mundo a las 9.25 del sábado 2 de marzo, con 2 kilos y 270 gramos; mientras que su hermanito Ian Ignacio alumbró dos minutos después, a las 9.27, con 2 kilos y 140 gramos. “En los primeros tres días aumentaron 30 gramos cada uno”, cuenta la madre con alegría.
Mariana es la primera trasplantada en la Unidad que se convierte en madre luego de la intervención. Pero no es la única, ya que hay otra mujer que pronto dará a luz. El año pasado, en el área que dirige el doctor Fabián López, fueron trasplantados 19 pacientes.

De alto riesgo

El embarazo es considerado de alto riesgo en pacientes trasplantados. Pero la joven no sólo logró quedar embarazada, sino además hacerlo de gemelos. Hay más mérito, porque completó el ciclo sin problemas y dio a luz a dos bebés saludables y sin malformaciones, que suelen producirse por las drogas inmunosupresoras que todo receptor de un riñón debe ingerir de por vida.
El trabajo de los equipos de profesionales del hospital fue fundamental: por una parte, para resguardar el riñón trasplantado y, por otra parte, para cuidar el embarazo. Si bien Mariana podría haber tenido un parto normal (porque el riñón no lo contraindica), a último momento debió programarse una cesárea, ya que uno de los bebés estaba en posición oblicua.
Los cuidados que debe enfrentar un trasplantado renal no son pocos. Es que, para el caso de las mujeres, mientras permanecen en diálisis pierden su capacidad de ovular, pero luego la recuperan. Así, luego del trasplante, la primera recomendación importante es el cuidado anticonceptivo para no quedar embarazadas, al menos, en los dos primeros años posteriores.
No haber rechazado el órgano y mantener buenos “valores de laboratorio” son dos precondiciones indispensables a la hora de decidir tener un hijo. En el caso de Mariana, haber recibido el riñón de un donante vivo la hizo correr con mayores ventajas, ya que hay mínimas posibilidades de rechazo. Lo cierto es que, si bien estuvo asistida en cada detalle y ella misma se cuidó, también la suerte corrió de su lado.

Una vida llena de carencias

Mariana y parte de su familia (su mamá, la pareja de ésta y un hijo) viven en el barrio Milenium de Sáenz Peña. Allí los servicios públicos casi no llegan (no hay agua potable), pero viven en una casa que les basta para tener un pasar digno.
La joven hizo la secundaria en un colegio nocturno. Le falta un año para terminar y asegura que lo hará, para luego seguir el profesorado de matemáticas. Allí, en la casa del barrio, está todo listo para recibir a los gemelos.
El 28 de abril de 2008, cuando tenía 18 años, Mariana fue trasplantada en la novel Unidad de Trasplante Renal del hospital Perrando. La donante fue su mamá Graciela. “Fue el primer trasplante con donante vivo y no cadavérico”, cuenta la joven a NORTE y muestra desde el principio un claro dominio de toda la terminología médica. Es que su caso le demandó, más que fortaleza, aprendizaje.
Por una insuficiencia renal generada desde su infancia, debió afrontar la terapia dialítica durante seis años. “Al principio, me iban a trasplantar en el Garrahan, pero nunca pasó nada”, recuerda. Fue entonces cuando surgió la posibilidad de hacerlo en Resistencia, con la recién formada unidad de trasplante.
Mariana es la más chica de tres hermanos. Y en la familia era la única que todavía no había pasado por la experiencia de la maternidad. “Mi hermana está embarazada y tiene dos hijos. Y mi hermano está por ser padre de su primer hijo”, cuenta.
“Mi vida fue más sencilla y mejor fuera de la diálisis. Tuve algunas enfermedades complicadas pero de todas salí adelante”, resume. Con orgullo cuenta que, contra todos los pronósticos, el embarazo producido cuatro años después del trasplante transcurrió sin sobresaltos y llegó a los últimos días con absoluta normalidad. “Casi llego a los nueve meses. Pero me adelantaron por unos días el parto porque tenía presión alta”, señala.
Quedar embarazada significó el retiro de las drogas inmunosupresoras, que ahora deberá volver a ingerir. Por eso es que no podrá seguir amamantando a sus niños. “Por suerte, en todos los meses de embarazo anduve bien con el riñón (y sin esas drogas). Lo único es que en los últimos días me internaron por presión alta. Aunque es normal”, reitera. “Siempre quise ser madre. Quería saber lo que es sentir esa sensación”, asegura la joven y cuenta que aumentó 14 kilos en una gestación de 36 semanas y 3 días. “Tenía antojos, pero no muchos”, dice entre risas.

Los nombres

La elección de los nombres para los gemelos pasó por varias etapas. “Hice una lista larga. Hasta pensé en ponerles tres nombres a cada uno”, confiesa la mamá. Cuenta enseguida que, para el caso del varón, Ian fue una elección del padre e Ignacio, de ella misma, en homenaje a su papá ya fallecido. En el caso de la niña, Isabella fue elección de mamá Mariana. “Me gusta, quiero decirle Bella”, reafirma. Y Graciel también lo eligió ella, en honor a su mamá Graciela. “Gracias a Dios llegaron bien, sanos y gorditos”, pondera, mientras cuenta que el lunes fueron sometidos a distintos estudios, todos con resultados positivos.

La atención

Sobre la atención en el nosocomio público, Mariana no duda: “Fue maravillosa”, desde su trasplante hasta el nacimiento de sus mellizos. “Todo el equipo de trasplante es magnífico y ahora en Maternidad también. Por eso elijo este hospital, aunque podía tener a mis hijos en Rosario, donde fueron concebidos, pero vine acá porque sé que nos van a cuidar bien”, resalta finalmente. DIARIO NORTE


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